martes, 28 de mayo de 2013

The old lady and the beast. Cuarta Pared.

¿Por qué el título en inglés para este espectáculo que nada tiene de inglés? Porque les ha dado la gana. Pues eso.



No cabe duda de que el espectáculo fue un rotundo éxito la noche del domingo. Tampoco cabe duda de que estéticamente el espectáculo es un prodigio. Tampoco cabe duda de que Alexandra Lupidi toca muy bien el organillo, la turuta, y de que canta como quiere. Tampoco cabe duda de que el arranque, con esa bailarina patética y decrépita anuncia un espectáculo espeluznante visualmente. Sí cabe la duda de si es un espectáculo para críos de a partir de 11 años. Cabe la duda de si hay un regodeo quizá exagerado en un cuerpo decrépito. Cabe la duda de si las escenas se alargan demasiado. Cabe la duda de si con media horita menos, y sin tanto alargar en exceso cada gesto habría ganado en ritmo y habría tenido a TODO el público pegado a la butaca. Cabe la duda de si a la señora del pelo blanco de la primera fila le hizo gracia que le tiraran paja, sidra, manzana y demás. Cabe la duda de si por eso no aplaudió con muchas ganas. Cabe la duda de si la historia no deja de ser simple y simplista (que conste que me encantan los cuentecitos). Cabe la duda de si sólo con imágenes impactantes se puede mantener en pié un espectáculo de hora y media. Cabe la duda de si Alexandra Lupidi se habría tragado la turuta si llega a durar diez minutos más el espectáculo.



Que conste que veníamos de ver un concierto de Bach preciosísimo y teníamos el espíritu dispuesto para más cosas monas, sensibles y envolventes. Así que no cabe duda de que a nosotros no nos pilló el corazón este espectáculo que no cabe duda de que debe de ser absolutamente magistral, aunque a nosotros no nos llegara del todo. No cabe duda de que si te pones a pensar entre cabezadas en la lista de la compra del día siguiente, es que al menos a ti no te ha calado tanto.

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