sábado, 13 de julio de 2013

Stockmann. Matadero. Fringe 13.

Los miembros de la compañía Les Antonietes te reciben en la puerta de la Nave 16.2, bajo la solanera de Matadero y te ofrecen un vasito de ponche. Van en albornoz, y todo hace prever que vas a ver un divertimento. Ese relax y cercanía con el público mola. Y según entras, te sientas en esos cojines incomodísimos y empiezas a sudar, ellos hablan un poco con la gente e incluso saludan a algún conocido. Pero empieza la función, y salvo un par de detalles como de cercanía con el público, lo que vemos es una buena adaptación de "El enemigo del pueblo" de Ibsen. Pero se acabó el juego.
Bueno, da igual. La función está bien. Bien dirigida y bien interpretada, aunque todos los actores sean jóvenes para sus papeles. Pero bueno. Lo hacen bien. Y aunque la dirección sea correcta, sin nada novedoso. Pero está bien. Todo es correcto. Todo está bien. Hay algún actor que a mí particularmente me carga un poco, pero son cosas mías. Está bien de ritmo, está bien la escenografía, está bien de luces. Todo está bien. Simplemente bien. O no tan simplemente, porque hacer algo que aunque no innove nada ni te haga sentir que has visto la función del año, esté bien, ya es difícil.



Sí destaco el curro de Bernat Quintana, que aunque de entrada no le vaya mucho el papel, pero todo lo que hace lo hace bien y se entrega totalmente, lo cual es de agradecer. Y es que este chico es muy bueno, y lo que hace está muy bien. Enhorabuena.
Eso sí, con lo que no puedo es con las patadas al diccionario. "Estoy seguro que", "estoy convencido que", "tengo la sensación que". Por favor, mucho cuidado con el texto. Oí también algún catalanismo que no es correcto. Cuidadín con las traducciones, hay que hacerlas correctamente. Y que conste que ese tipo de cosas las he oído en espectáculos de las más importantes compañías catalanas, madrileñas, de Toledo y de Valladolid. Quizá deberían contar todas las compañías con un corrector de estilo que vigile para que el uso de la palabra sea siempre correcto. Pero bueno, aunque me rechina, no es algo vital.
Resumiendo, el espectáculo funciona, está bien, es correcto, aunque no aporta nada nuevo. Lo ves, lo disfrutas, no te aburres, se acaba y la vida sigue. Te queda una frase, "qué más da que tengas razón si no tienes el poder" y el buen recuerdo de Bernat Quintana y... la pena porque hayan metido a esta compañía en un hangar que no ayudaba nada con tantísimo eco y una acústica tan mala. Joer, cada espectáculo puede y debe ir a un espacio concreto que ayude a potenciar la función, no que vaya tan en contra como ayer con estos pobres, que después del currazo que tienen, es una putada que efectivamente parezca que están "en la catedral de Burgos" como bien dijo uno de ellos.

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