lunes, 16 de septiembre de 2013

La cama. El sol de York.

Lo digo desde ya, este comentario tiene mogollón de spoilers. Vamos, que es un puro spoiler. Si no has ido aún, no leas, y si ya lo has visto, entonces puedes seguir tranquilamente.
A ver, dependiendo de lo que uno considere "teatro" esto lo es o no. Si "teatro" es ver a unos actores recreando unos personajes para contarnos una historia...en fin, como que no hay mucho personaje ni mucha historia (dramáticamente hablando). Si "teatro" es un espectáculo que te sumerge en otro mundo o en otra realidad... entonces sí. Como para mí no es eso, personalmente lo definiría más bien como "experiencia sensorial" o "viaje emocional". Aclaro que hay muchos espectáculos de danza o de circo por ejemplo que tampoco cuentan una historia. Eso no quiere decir que no entren dentro de las artes escénicas. No lo digo por criticar, sino por ubicar.



Dicho esto, la compañía Teatro en el Aire nos conduce desde la sala de bienvenida, a través de un  juego hasta la sala de las camas atravesando lo que ellos definen acertadamente como "una gran matriz blanca". Yo preferí disfrutar del espectáculo con los ojos cerrados. A través de cancioncillas suavecitas, sábanas con olor a vainilla y gestos delicados te van transportando por distintos universos. Es como si te comieras todas las galletas y las setas de Alicia una detrás de otra. Pasas por la cama de un bebé, a la "cama" de un sin-techo, a la cama de un moribundo, a la cama de un crío, a la cama de un polvazo o a la cama de una parturienta. Yo, personalmente, volé con algunas pero otras me dejaron un frío. Particularmente el polvo y el parto. Razones evidentes. También, debido a la oscuridad, me llevé unos cuantos pisotones. Así que, reconozco que a la media hora empecé a desconectar de ese mundo onírico, abrí los ojos y me dediqué a "ver" el espectáculo. Vamos, que ese "tripi onírico" me enganchó al principio, pero luego me enganchó menos de lo que yo mismo habría querido. Con todo y con eso, la experiencia es muy curiosa, y si vas con la mente de un niño, como decían ellos "si cierras los ojos estando enojado, no verás las estrellas, pero si cierras los ojos alegre, las verás todas".  

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