lunes, 25 de noviembre de 2013

Amor, ¿y si lo hacemos antes de morir? Nave 73

La verdad es que desde el principio lo que allí pasó fue un circo. Se suponía que empezaba a las 22,30. Pues a menos cinco seguía llegando gente, se paraban mirando la grada sin atreverse a sentarse en los pocos sitios que quedaban libres. Les indicaban dónde sentarse, pero nada. De pronto veían a unos conocidos que estaban en primera fila y claro, saludos, besos, cómo te va, qué tal tu tía... inaudito. Así hasta las 23, que por fin empezó. De esto no tiene la culpa los actores, está claro. Pero ya me pilló revirao.



Es sabido que no soy yo muy amigo de las cosas que suelen programar en el Lara. Pues esta función me pareció como del Lara. Gente joven, amores ocultos, humor verde, chica que vuelve locos a todos, conflictos adolescentes... justo las cosas que menos me interesan.
Siempre que hablo de este tipo de espectáculos digo lo mismo. La peña se parte el culo, se ríen mogollón, suelen estar hasta arriba y la gente sale encantada. Es evidente que el problema es mío. y no es que me guste que todo sea trascendente, pero hombre, que me mueva un poco sí. Y si es mera diversión, que sea algo más inteligente. Insisto una vez más; yo es que soy rarito de cojones.
La dirección me pareció inexistente. Aparte de dirigir el tráfico, muchas veces sin sentido siquiera (personajes que salen de escena porque sí, sólo para que los otros hablen de ellos, en fin...) no había allí nada de autoría, ni de toque. Nada aparte de sacar adelante una función como de fin de curso.
Carlos Guardiola me gustó mucho. Es gracioso, tiene arte y madera. Los demás... digamos que no me gustaron. 
El objetivo de cualquier compañía es comunicar lo que ellos quieren y el de cualquier sala, llenar y hacer caja. Si encima tienes unos valores estéticos, críticos, y personales, pues mejor que mejor. Pero está claro que "Mudanzas y portes" no pretenden más de lo que hacen. Lo hacen bien y son efectivos. Pues ya está.

No hay comentarios:

Publicar un comentario