domingo, 22 de diciembre de 2013

Resumen 2013. Mis amores y pasiones.

Estamos invadidos por las Navidades, Raphael y Montse ya han hecho su trabajo, el Almendro nos ha devueltos con los nuestros (es un decir) y el espíritu del buen rollito por un día y una noche nos ha aprisionado. Y como yo soy más simple que el asa de un cubo, me voy a dejar llevar por el subidón dulzorro del turrón (que odio) y voy a hacer un recorrido pasional y apasionado por los hitos que han marcado mi año cultural.
 
Ópera.






El año ha sido irregular. De lo malo, por una vez no voy a habar. De lo bueno, evidentemente tengo que destacar por encima de todo la presencia de Carmen Solís en mi horizonte. Lo he dicho y lo he repetido de todas las formas posibles. Es una personalidad única y una de las voces más maravillosas que se han podido escuchar nunca jamás. Canta parriba y canta pabajo como si fuera lo más normal del mundo. Sube y baja con una facilidad innata que no se ve todos los días. Os lo llevo avisando desde hace tiempo. Quedáos con este nombre y el que no la conozca, que lo haga desde ya. Así podréis presumir, cuando Carmen alcance el lugar en el Olimpo operístico universal que le corresponde, de haber sido de los primeros en conocerla. Está todo el día pacá pallá por el mundo, porque ya se la disputan, pero llegará un día merecido en el que la programación de los coliseos se ditinguirá por contar con Carmen Solís para uno, dos o tres montajes al año.




Danza:
 
 
 
Por encima de todo, quiero destacar el trabajo y los resultados de mi adorada Compañía Nacional de danza. José Carlos Martínez está llevando a la CND a unos niveles tanto de calidad como estilísticos que nada tienen que envidiar las grandes compañías internacionales. Queda muchísimo por hacer, está claro, sobre todo, seguir acercando la danza al gran público, que deje de parecer un arte elitista. Pero el nivel de excelencia de la compañía es brutal e indiscutible. Y encima está ahí, currando como un descosido y brillando en cada gesto suyo, mi idolatrado Isaac Montllor. No se puede pedir más.
 
 
 
Y como no, Provisional Danza. Yo lo de Carmen Werner, todos sabéis que es debilidad absoluta, tanto su morro, como su arte como su concepción de la danza, de la expresión, del privilegio de estar en un escenario. Su concepto del cuerpo y de su manipulación artística. Un gusto de artista y un ejemplo. Y mi José Luis Sendarrubias, que no puede ser más artista. Y encima le hemos podido disfrutar en "Montenegro" demostrando lo que yo siempre he dicho, que encima de un prodigioso bailarín, es un peassso de actor.



Autores y directores:
 
Tengo que destacar dos descubrimientos particulares de este año. No descubro nada, además de que se trata de dos seres que llevan muchos años currando. Pero yo los he descubierto este año y su impacto e influencia creo que me acompañan todos los días.
 
 
 
Pablo Messiez apareció en mi vida como de puntillas. De "Return", aparte de la presencia de Chevi Muraday y de Marta Etura, flipé con los textos. Me estremecí con la visión del amor en todas su variantes. Sólo alguien muy sabio o alguien muy experimentado o muy inteligente es capaz de describir con esa inteligencia el amor y sus variantes. Luego "Las plantas", uno de los milagros del año (no lo vi el el Fringe, lo vi en la cervantina). "Muda", otro de los milagros (van dos de San Pablo Messiez), "Cenizas", "Las palabras"... no se puede pedir más. Cada palabra que sale de su pluma me vuela directa al corazón, no he sentido tanta comunicación con ningún autor, es como si escribiera directamente para mi alma. Siempre que hablo de sus trabajos los llamo "Carta de San Pablo al resto de los humanos" y es que alguien con esa capacidad para ahondar en el alma del ser humano, por fuerza está por encima de la realidad. 
Y mi Luis Luque. 
 
 
 
Sus trabajos con Narros, "La escuela de la desobediencia", y los prodigios bestiales "Ahora empiezan las vacaciones" y "Diario de un loco". Si los anteriores fueron años de formación creativa, me da que este 2013 ha sido el año de reventar a crear. Yo hay algo que valoro muchísimo en un director, y es que aparte de orquestar todo el material, entender y dar su punto de vista, me de su toque personal. No tiene que ver con que lo haga todo igual, al contrario, necesito un toque de autoría. Eso sólo se da cuando se comprende al 100% el texto, se ama ese texto, y se tiene totalmente claro. Entonces es cuando se nota una mano maestra en el aire. Existen los directores eficientes, existen los directores que ni lo huelen, los buenos directores, existen los directores buenísimos y luego existen los DIRECTORES con mayúsculas que son lo que yo admiro, de los que uno aprende como espectador y que son los auténticos responsables de la magia de lo que ves. Este año ha habido espectáculos de grandísmos directores, pero directores de los tocados por la mano de la musa, los que deberían pasar a la historia como creadores, los realmente responsables y magos son muy poquitos. Y yo tengo a un par este año. Sin lugar a dudas, el olimpo, mi olimpo, lo ocupa don Luis Luque, el mayor y mejor artista creador inteligente y sensible. Si mi capacidad para describir sus virtudes fuera lejanamente parecida a su capacidad creadora, sería feliz, pero por supuesto, ni me acerco remotamente.
 


Actores:
 
Aquí empiezo a meterme en terreno pantanoso. Me explico; he descubierto a actores prodigiosos, a actores brutales, a actores que me han llegado muchísimo, a actores que me han hecho llorar, a otros que me han desgarrado y a otros que... no sé, que si volviera a nacer querría tener un 10% de su carisma y cualidades. Mitos a los que admiraré eternamente y con los que, si algún día consigo tener delante y mirarles a los ojos, seguramente, el cuerpo solo me pida quedarme callado, decir polladas y echarme a llorar de la intensidad de la emoción. NO hay nada que valore más que a un gran actor/actriz. Sé lo difícil que es ese trabajo, lo sacrificado, lo peligroso, lo arriesgado y lo desgarrador que puede llegar a ser. Por eso no voy a destacar a ninguno, solo a uno pero por un amor especial. En mi saco de prodigios y mitos meto a lo mejor del año y seguramente de muchos años. Mi Fran Boira, mi Raúl Tejón, mi Javier Ruiz de Somavía, mi Alberto Velasco, mi Carlos Tapia, mi Israel Elejalde, mi José Luis Sendarrubias, mi Carlos Pinedo y por encima de todos ellos, no por nada, sino por electricidad personal no sé por qué, mi grandiosísimo José Luis García Pérez. 
    
 




Actrices:


Pues lo mismo que he dicho con los actores pero ahora para ellas. Las que voy a nombrar son actrices que han bordeado la perfección, que se han movido en terrenos espinosos, en arenas movedizas emocionales. El curro de actor es jodido. Si buscas la verdad (que es tu obligación), la implicación emocional debe ser radical, la exploración interna profunda y comprometida y el resultado, cercano, espontáneo, casual, natural y orgánico. Todas ellas son mis diosas de la naturalidad, del trabajo preciso y profundo, de la pasión por su curro y del amor por lo que hacen. 
Ha sido mi año de mi Fernanda Orazi, de mi Marianela Pensado, de mi Nuria Gallardo, de mi Esther Ortega, de mi Inma Cuevas, de mi Rocío Calvo, de mi Lola Casamayor, de mi Ana Rayo, de mi María Hervás, mi diosa Kiti Manver, de mi amada Raquel Pérez, diosa y zarina del arte y por encima de todas también por química personal, mi santa Estefanía (de los dioses ) y de los Santos. Admiración eterna, fanatismo exagerado y pasión y devoción de por vida a todas ellas.





Espectáculos:


Tengo que destacar finalmente una listita de mis espectáculos preferidos, con los que más he gozado, los que más se acercan al teatro que a mi me gusta, en el que creo y el que amo.
Ping Pang qiu, Recortes, Ahora empiezan las vacaciones, Las plantas, Sagrado Corazón 45, La copla negra, Muda, La función por hacer, Sleep no more, MBIG, Lo único que necesita una gran actriz es una gran obra y las ganas de triunfar, Las heridas del viento, Cerda, Cru, Vaca y por encima de todas, lo que más ha revolucionado mi alma este año, mi idolatrada hasta lo enfermizo "Diario de un loco".






En fin, que para mí el teatro es lo que me mueve el alma. Para arriba, para abajo, a veces hacia adentro e incluso otras veces hacia afuera. Pero me la tiene que mover. Se hacen muchas cosas, se llevan adelante bastantes, se estrenan muchísimas, te cobran por todas, todas merecen el respeto del trabajo hecho, del esfuerzo puesto y del coraje y la suerte de poder estrenarlas. Pero no todo es bueno, e incluso a veces no todo merece demasiado aplauso, y en contadas ocasiones crees que lo que ves poco tiene que ver con el teatro, al menos con el que yo amo y lo que yo creo que es el teatro. Pero el acto de ir a una sala, la luz apagandose, el comienzo del ritual, las emociones volando por la sala, los silencios, los temblores, los sufrires, los llorares, y el salir con el corazón estremecido, es y seguirá siendo un acto único e irrepetible, No te lo puedes descargar. Seguirá vivo siempre. Siempre que haya magos que nos lo ofrezcan y público ansioso por sentir. A pesar de los ineptos terroristas culturales que tenemos como ministros. Pero es que le teatro es del pueblo, señores, y el pueblo lo mantendrá vivo, porque el arte y el teatro nos hacen vivos. Y a mí, la capa de "Diario de un loco" me hace volar.  

lunes, 16 de diciembre de 2013

La llamada. Teatro Lara.

Mira que me suele gustar a mi poco lo que veo en el Lara (salvo "Las heridas del viento" que no me canso de recomendar) pero reconozco que con "La llamada" me lo pasé muy bien. El panorama era desolador. Cuatro filas llenas de una panda de chavales que eran como del mismo insti. Otra fila con un grupo como de despedida de soltera y varios grupos de señoras mayores. Viernes y 13. Vamos, lo tenía todo para salir espantado de allí. Pero aunque hubo bastante jari antes de empezar, las de la despedida de soltera no pararon de hablar a voz en grito todo el rato y varios cientos de móviles sonando, lo cierto es que en cuanto empezó me entregué al placer de disfrutar cual carpetera quinceañera y sanseacabó.



Tampoco nos vamos a engañar, lo que es el texto tampoco es que sea una locura. Bueno, lo que quede del texto, porque me da que a estas alturas habrá cambiado mucho morcilla en mano. Con todo y con eso, no es una cosa como para volverse loco. Pero funciona. Lo que viene siendo la anécdota, está cachonda. Una chavala "rebelde" (rebelde de peli de Marisol, no de Larry Clark) recibe a visita de Dios, que en vez de hablar con ella, le canta canciones de Whitney Houston. Amiga graciosa, monja mala (de peli de Marisol también) y monja pava. Todo mu blanquito. La monja no es mala, no hay movidas gordas, en fin, todo blanco y fácil de digerir.
Hay una teluja tapando la escenografía de "Burundanga" y todo es casposo y cutrecillo. Pero las chicas están todas muy bien. Gracia Olayo demuestra tablas, Belén Cuesta y Andrea Ros están muy graciosas y Macarena García muy mona. Hay unos músicos en el escenario que aparte de partirse el culo con las morcillakas de las chicas, poco más hacen.
Vamos que nada destaca por nada, pero si lo que quieres es pasar un buen rato, reírte un poco y ver a una puñado de actrices disfrutando con lo que hacen, pues relájate y disfruta. Si quieres una cosita densa o con cierta profundidad o trabajo serio... pues mejor te vas a otra sala. Esto está hecho para disfrutar y la peña disfrutamos de lo lindo.  

viernes, 13 de diciembre de 2013

Intimidad. Sala Tú.

Espectáculo realmente complicado por muchos motivos.
Ya he dicho en otras ocasiones que esta sala no es de mis preferidas de Madrid. Claro, es que a veces resulta complicadísimo estar concentrado en una historia tan intensa como la que te cuentan en "Intimidad" si estás oyendo al cani del barrio pegando gritos o al de la moto que se ha parado junto a la puerta del local. 
Problemas logísticos aparte, cuando entras hay cuatro actores en el escenario. Suelo de tierra. Tres de pie, uno sentado. Parecen plantados en esa tierra. 
Abre el fuego Carmen Mayordomo. Monologazo dramático de jartarte de llorar. Ella lo hace, llora y llora. Lo que está contando es para eso y para más. Dramonazo brutal que Carmen lleva adelante con enorme profesionalidad. Aunque yo personalmente prefiero a los personajes que luchan por no llorar, y que solo lo hacen cuando no pueden más o cuando se les escapan las lágrimas. Prefiero eso a los que lloran por pena de sí mismos. Pero es una cuestión de gustos personales. Prefiero las luchas a las lágrimas desbordadas desde la primera frase. 



Carmen te deja el corazón encogido y no te atreves ni a toser (bueno, toser siempre hay quien tose igual que siempre hay quien no apaga el puto móvil). A continuación va Rikar Gil. Su historia, su monólogo es también tristísimo. Él es una víctima de estos tiempos. Está soberbio, con una naturalidad aplastante. Parece que es un cani que pasaba por la calle y ha entrado a contarnos su vida. Pero su historia está varios puntos por debajo de la de Carmen en cuanto a intensidad y drama. Sigue moviéndose la cámara y entra en cuadro Nahia Láiz. Inmóvil como sus compañeros, plantada en la tierra del suelo. Y nos cuenta su monólogo también duro, aunque no tanto como el de Carmen ni tan "tragicómico" como el de Rikar. Ella está muy bien también, pero sin querer tu interés y la intensidad de la función han ido decayendo poco a poco desde que empezó. Y le toca el turno a Claudio Sierra. El único que está sentado. El único que se levanta y se mueve. Tiene su por qué. Aunque de él poco puedo contar. Por no joder la función. Solo diré que es asombroso este hombre. Me encanta, me gusta muchísimo. Y con él la función vuelve a tirar parriba. Y con su "sorpresa final" te quedas un poco muerto. Bueno, bastante muerto en la bañera. Y te vas descolocado. Y mola. Pero no tanto. Porque en definitiva, el espectáculo, en su intención de estremecerte, ha empezado muy arriba, ha ido decayendo poco a poco, ayudado por esa puesta en escena de inmovilidad, simbólica pero poco efectiva.  Y como los "dramas" van de más a menos, tu interés e implicación ha decaído mucho. Menos mal que el gran Claudio Sierra se encarga de subir ese interés, aunque el mal ya está hecho. Y que conste que todos ellos están soberbios, maravillosos y pa comértelos. Es la dramaturgia en sí y la puesta en escena lo que no ayuda. Lástima, porque los cuatro actores hacen un ejercicio durísimo y es una pena que no se vea recompensada su entrega con una dirección que potencie y valore su trabajo y su esfuerzo.      

Haz clic aquí. María Guerrero.

La calidad y el prestigio de José Padilla es indudable e incuestionable. Premio "El Ojo Crítico de teatro 2013". Además este proyecto, "Haz clic aquí", fue elegido por el CDN en su sección "Escritos en la escena" de este año entre los muchísimos presentados. Así es como el dramaturgo y director ha podido desarrollar este proyecto.
El planteamiento está bien. Pelea en la calle. Un señor (abogado para más señas) la ve desde su casa y graba un vídeo desde la ventana. No se ven los prolegómenos, sólo unos golpes brutales a un chico tirado en el suelo. Una joven participa y le endiña con el tacón de su zapato. El joven no quiere denunciar la agresión y es el abogado quien cuelga el vídeo en Internet esperando que entre todos, se identifique a los agresores. Una de ellas resulta ser una menor.



Hay cambios de punto de vista interesantes, tan pronto la chica es malísima y culpable como es inocente y víctima. El agredido es la víctima sufriente y de pronto es más malo que los malos. Todo ese planteamiento de la relatividad de la "verdad" y de lo difícil que es separar los deberes cívicos con los morales y con los éticos y del poder diabólico de las redes son una mina, un punto de partida interesantísimo. Pero también creo, que el propio sistema de trabajo de "Escritos en la escena" lo que acaba produciendo son textos que no están del todo terminados. En este caso se apuntan muchisimas cosas interesantes, pero creo que le falta sutileza, le falta una vuelta más a la propia escritura para concretar, pulir, dar mejor forma a brochazos que necesitan mayor concreción.
Yo tenía la sensación todo el rato de que estaba viendo algo realmente interesante pero algo embarullado. Estoy convencido de que este texto merecería estar en la sala de arriba del María Guerrero. Porque lo merece. Y merece un mejor tratamiento. Si el espectáculo durara hora y media, Padilla tendría tiempo de ordenar mejor las ideas, desarrollar más determinados momentos y escenas y quizá prescindir de otras que a pesar de las risas del público creo que no aportan nada, como la escena entre las tres amigas en la disco. 
En definitiva, creo que tanto la idea como lo que ya hay escrito merecen más. Merecen más tiempo para desarrollar mejor lo que ahora mismo solo se apunta de forma algo embarullada. En serio, espero que se pueda pulir más el texto y que acabe en la sala grande. Apunta demasiadas cosas pero deberían concretarse más. Incluso para la puesta en escena, este espacio tan pequeño no beneficia, y esos cambios bruscos de foco con apenas unas luces no terminan de funcionar, creo que están perjudicados por el espacio y quedan un poco sucios.
Luego ya lo de los actores es cosa de gusto personal. A mi, Nerea Moreno me fascina. Me encanta ese torrente de energía comedida. Me da la sensación de que si quisiera, tiraría abajo las paredes del María Guerrero sólo con un grito.  Y Pablo Béjar, estupendo. El resto me pareció que estaban pasados de revoluciones. No se es mejor actor por estar al 110 revoluciones si hay que estar a 85. 
Mi enhorabuena a José Padilla por todos sus merecidísimos premios, reconocimientos y oportunidades. Está claro que es una de las mayores figuras del teatro de la actualidad y del futuro más cercano. Si no, al tiempo.            

La vida en blanco. La casa de la portera.

Amos a ver, lo dirige José Manuel Carrasco, el director de "Nuestro hermano", con lo cual, categoría asegurada. Y a esto le añades a una mala bestia como Ana Rayo. Pues claro, ¿qué te vas a esperar? Pues un obrón de tomo y lomo con los ingredientes que más me gustan. Bueno, unos de los que más me gustan. 
A la mayoría de las cosas de las que escribo las llamo "espectáculos". Pero "La vida en blanco" entra en la categoría de radiografías, terapias o casi liturgias.
¿Existe algo más difícil que escribir sobre un ser gris? Gris de normal, de poco sobresaliente, no de aburrido. No hay vidas aburridas, hay vidas sin color. Vidas en blanco. Que pueden esconder tristezas, amarguras, traumas o podredumbres tan grandes o más que las de las vidas brillantes. Una vida en blanco que desvelará a un ser incapacitado. Pobrecita, da como pena, ¿verdad? Tan sosa, tan anodina... ella misma lo dice y se confiesa así. Aunque poco a poco acabará confesando ya no sólo que su vida sea blanca, sino que está en blanco por decisión propia, por sus propias mezquindades. Es una tía asquerosa y llena de complejos que ha decidido vivir encerrada un su amargura y en su propia incapacidad. Y con todo y con eso, aunque ya no sea tan pobrecita, te sigue dando una pena que te cagas porque sufre. Y como tú te crees mejor que ella, lloras al verla. Y si ella ha llorado y moqueado como una perrrrrrra al mirar su propio interior, no ha sido porque sienta compasión de sí misma, eso sería pobre. Se ha desmontado entera porque ve y sabe que es un puto despojo. Y que ella solita se lo ha currado. Ayudada por la fatalidad, eso sí, pero ella solita. No sientes compasión, sientes una profunda tristeza negra que te pone un jersey de ochos alrededor del corazón y te hace querer llorar por las desgracias universales y por la gente que no sabe hacerlo mejor y acaba construyendo mierda. Pero sin querer, por eso te llega.
Dramón intensísimo, que te corroe el interior y te hace pensar cuántas cagadas has hecho en tu vida y por qué poco te has librado. ¿Quién no se ha sentido invisible mil veces? ¿A quién no le han dicho alguna vez que la soledad es muuuuuu mala?
Dificilísimo hacer creíble y coherente un dramón sobre un personaje gris, apagado, sin grandes pasiones ni grandes cosas. El drama de lo cotidiano, de lo real y cercano. Si es que puede ser tu vecina. O tu madre. O tú, si la suerte y/o el destino no te hubieran salvado. 



A este ser vivo le presta su cuerpo y su ser total Ana Rayo. Un fenómeno de la naturaleza de esos que se producen pocas veces. Natural, gris, sufriente, vive en sus adentros todo el dramonazo y el desgarro de su personaje. Pero es que no hay personaje. Ana y esta mujer son un solo ser. Comienza en un punto chungo y jodido y como quien no quiere la cosa, se mete a pasitos en un tobogán emocional que lleva su espíritu por caminos jodidos de cojones. ESO, si no lo vives desde una interiorización de grandiosísima actriz, no funciona. Y te juro que a 30 centímetros de distancia, Ana no miente. Mi más profundísima admiración.    

Joder, lo dejo porque se me ha vuelto a agarrar el corazón y ya estoy llorando como un bobo. O por mi vida en blanco. Ni lo sé.   

Confesiones a Alá. Teatro del Arte.

También es mala suerte ir justo el último día. Lo digo porque desgraciadamente no voy a poder animar a nadie a que vaya. Pero también te digo que si los responsables de los teatros nacionales tuvieran un poco de inteligencia, no dejarían escapar esta joya. 
Textazo de Saphia Azzeddine en el que la protagonista, Jbara va contando su vida o sus penares desde su poblado hasta que acaba siendo esposa de un imán. Simplemente de los 16 a los 24 años. Adapta y dirige Arturo Turón. El alma la pone María Hervás.
Jbara vive en un poblacho de Marruecos. Sobrevive más bien. Allí más o menos se la folla todo el que quiere. ¿Qué va puede hacer ella sino dejarse? Su mente sobrevive a eso. Hasta que un día... De esta función sí que no se puede contar nada. Todo es un cúmulo de situaciones cada vez más desgarradoras y sorprendentes. O no. 
El principal acierto y quizá el mayor inconveniente que tiene la función sea el propio texto. Quiero decir, el texto es brutal. Las situaciones que plantea son salvajes, y seguramente sean bastante cercanas a la realidad. Esas cosas pasan. Esas y peores. Y es un acierto total plantear todos los interrogantes que al menos a mí, se me pasan siempre por la cabeza con estos temas. Se plantean millones de preguntas desde todos los puntos de vista imaginables. Pecado, no pecado, libertad, mujer, hombre, posesión, obligación, rebeldía, culpa, sometimiento, velo, puta, inteligente... Es difícil hablar sin contar más de función. Aunque a estas alturas seguro que casi todos la habéis visto y sabéis de lo que hablo. Pero quizá por plantear tantísimas dudas y puntos de vista, se haga un poco largo. Quiero decir, todo de lo que se habla es espeluznante, necesario, brutal e ineludible. No sobra nada, todo debería ser materia obligatoria de estudio y debate. Pero dramáticamente, para el espectáculo, quizá provoque momentos, hacia el final, en el que el interés decaiga un poco, el ritmo y se haga pelín largo. Y no hablo del contenido, sino de la forma. Eso sí, yo lo que saco es que cada uno tiene lo que tiene. Luego, lo que tú hagas con eso que tienes es decisión tuya. En un último extremo tú eres el responsable de lo que hagas con tu vida.  



La dirección de Arturo Turón es muy solvente. Sencilla, no se mete en berenjenales ni en jardines de difícil solución. Todo es sencillo pero efectivo. Ni un "pero" se le puede poner a este trabajo impecable. El único "pero" es hacia la sala. Desde el primer espectáculo que vi allí siempre he notado unos problemas tremendos de acústica. Algo pasa que se oye fatal. Esta noche estábamos en fila 2, y cuando la pobre María Hervás se giraba y nos daba la espalda, había que ponerse como los murciélagos para cazar algo. No es posible que en la fila 2 no se entienda lo que dicen los actores. Y esto ha pasado SIEMPRE. Por favor, responsables de la sala, cuiden el trabajo de los artistas que trabajan allí y al público. Aparte del jari que se monta con lo de que no estén numeradas las entradas. No puede ser que haya que ir casi una hora antes para hacer cola y plantarte como en la cola del super, sacando codos pa que no se te cuele ningún listo. Vamos, me parece horrible lo de que no estén numeradas. 
Y luego está la artífice del milagro. María Hervás. Decir que su trabajo vocal es una pasada es hablar de lo evidente. Se ha currado un acento que flipas. Y la evolución del acento que va acompañando a la evolución del personaje. Y encima esta mujer compone un personaje plagado de matices, de cambios de registro, de humor, de código, con una simpatía arrolladora y un sufrimiento nada autocomplaciente. Sencillamente creo que este año se han visto muy poquitas interpretaciones femeninas de este nivel. Aguantar casi dos horazas yendo de burrada en burrada y de salvajada en salvajada y que la peña no se retuerza en los sofás esos blancos, tiene muchísimo mérito.
Ay, otra pega. Esto es cosa del adaptador, me temo. Arturo, si me permites, creo que hay veces en las que el lenguaje que emplea Jbara es un poco redicho. Quiero decir, que a veces usa verbos o sustantivos demasiado rebuscados. No parece una chica sencilla, sino una erudita. Pero vamos, eso por decir algo. Lo que sí está claro es que "Confesiones a Alá" debería ser de obligada asistencia pa to hijo de vecino. Estremecedor, esencial y ejemplar.        

jueves, 12 de diciembre de 2013

The drowned man: a Hollywood fable. PunchDrunk.

Hecho en coproducción con el National Theatre, "The drowned man: a Hollywood fable" es el último trabajo de la compañía PunchDrunk. 
Anuncian que es una mezcla entre el Woyzeck de Büchner y un rodaje hollywoodiense en los Temple Studios, en Paddington. 
Yo conocí a esta gente hace poco, en Nueva York, donde cotilleando cosas curiosas para ver, descubrimos un McBeth que hacía esta gente en un hotel abandonado y allá que fuimos. Muchos habréis visto "Sleep no more", esa versión de McBeth. Nos gustó tantísimo que nos buscamos la vida para poder repetir al día siguiente. Claro, estaba vendidísimo todo pero con un poco de cuento y mucho drama lloramos nuestra condición de actores españolitos deseosos de aprender y nos colaron al día siguiente. Yo nunca en mi vida he flipado tanto como con aquello. Con el concepto y con cómo estaba hecho. 
 Bueno, pues este "drowned man" es la misma historia. Macroedificio plagado de habitaciones, salas, decorados, pero muchas de ellas espectaculares. Si veis el vídeo de presentación, podéis filpar, porque TODO lo que se ve está en ese edificio, no hay nada que sean exteriores. Todo está dentro del edificio de los Estudios Temple. 

Videoclip "The drowned man". No hay spoiler, puedes verlo tranquilo.

La mecánica supongo que la sabéis. Entras por grupos en un ascensor. Te van soltando por diferentes sitios del edificio en minigrupos de tres o cuatro. El público va con máscaras blancas, los actores no llevan máscara. Está prohibido hablar y mola más si te separas de tus amigos, vas solo, y te dejas llevar por la curiosidad. Cuanto más curioso seas, más vas a disfrutar. Los actores van representando la obra y lo hacen tres veces seguidas. Lo hace una vez (una hora, más o menos) empalman con una segunda vuelta y luego con una tercera que ya sí te llevará al final del espectáculo. No sé si me explico. 
La historia que cuentan esta vez es el Woyzeck unido a otra historia paralela de un rodaje y una relación apasionada dentro de los Temple Studios. Dos historias trágicas que ocurren a la vez, mezcladas pero sin interferirse. 



Yo por ejemplo, nada más entrar, me crucé con una chica a la que reconocí como Marie, así que me tiré a seguirla. Efectivamente a los pocos minutos de carreras parriba y pabajo, se encontró con Woyzeck, y ahí empalmé con la trama de Büchner. Entonces decidí seguirle a él para ver la "obra" al menos una vez. A la carrera por el edificio conseguí, en la primera hora, ver completa la historia tal cual aparece escrita en la obra de Büchner (es un decir, porque todo el mundo sabe que esa obra quedó incompleta y sólo se conservan unas escenas sueltas y no se sabe ni siquiera en qué orden irían cuando se completara la obra) . Total que seguí la trama de la obra durante su primera "vuelta". Cuando vi que la historia comenzaba el bucle y que acababa de empezar la segunda vuelta, abandoné al prota y me lancé a cotillear los espacios por los que antes había pasado. Y ahí es donde flipas más. Abriendo puertas, abriendo cajones, recorriendo pasillos, entrando en armarios... efectivamente cuanto más curiosos eres, más recovecos descubres y más espacios secretos ves. Y lo que más me gusta: a ver si me explico. Por un lado están representadas las escenas del libro. Pero están representadas todas las que no aparecen en el texto. Quiero decir, tú ves las escenas del libro en las que sale el Tambor Mayor, por ejemplo, pero si le sigues, ves lo que hace el personaje cuando NO está en escena. Son personajes vivos. Viven en las escenas que escribieron con ellos dentro y viven en los momentos NO escritos. Sinceramente, creo que es dificilísimo explicarlo. Es una experiencia absolutamente única y te juro por lo que más quieras que si pudiera, lo vería un día sí y un día no. Es la experiencia más única y especial que he vivido nunca en un espectáculo. Ah, aclaro que es un espectáculo mudo. O casi. Es danza y los bailarines son soberbios aparte de pegarse una paliza que te cagas.   


  

martes, 10 de diciembre de 2013

La flauta mágica. English National Opera.

Pues mira tú si somos pavos, que ni nos habíamos coscado de que lo cantaban en inglés. Lo pone bien clarito en la web, pero con la emoción de que el director de escena es Simon McBurney, el director artísitico de los Complicité (los de "The master and Margarita" de este año). Claro, qué más quieres. es que con eso hasta el reparto te da un poco igual. Aunque miras, ves cosas y dices, "oye, pues qué buena pinta". 
Pero sí, por pavos, resulta que la cantaban en inglés. Si lo llego a saber, ni McBurney, ni Complicité, ni san dios, yo eso no lo veo ni jarto de vino. Pues porque no, porque está compuesto en alemán, y cada sílaba coincide con una nota concreta. Y que no, vamos, que no, que "Ah, ich fühl's", "Der holle rache", "Dies bildnis", "O zittre nicht" etc son así, y no de otra forma. No y no. 
Pero bueno, por pavos, nos lo comemos. La puesta en escena bueno, mona. Una gran rectángulo central que lo mismo sirve de macro-mesa como de lo que sea menester. Bien el movimiento y las luces. Momentos ingeniosos, como el vuelo de los protas cuando van pasando las pruebas o la interacción con los músicos. 



Orquesta aburrida de cojones. Gergely Madaras dirigía a este grupo de músicos aburridos. Eso no era ni Mozart ni ná. Sin ningún brillo, ni mordiente, ni picardía. Todo aburrido. ¡¡¡Y tiene delito tocar una flauta aburrida!!! Claro que, un detalle, tras el descanso, apareció una viola con el bolso y unas bolsas de la compra. Se debía de haber comprado enfrente una blusa o algo y allá que iba ella con sus bolsas. Otra chica, un violín en este caso salió con un café del Starbucks y lo puso en el atril tan ricamente. Y allí estaba ella, dando sorbitos cada vez que no tocaba. A mí eso me parece de una falta de profesionalidad horrible. Igual por eso tocaban tan mal, porque es que sonaron sosos, aburridos y a ratos, como el culo.
Los tres niños, aparte de ir hechos un asco, con pinta como de espíritus de peli japonesa de miedo, o de enfermos terminales, cantaron horrorosamente mal. A destiempo, desacompasados con la orquesta y con unos gallos brutales.

    

Tamino el pobre, Ben Johnson, al principio iba en chándal aunque luego se apañó un poco y con su ropa de camuflaje, fue de los mejorcito de la noche. Sin ser un gran cantante, mantuvo el tipo y dio prácticamente todas las notas. O casi todas.
Pamina normal. Devon Guthrie sí que dio todas las notas. Bueno, más o menos. y aunque a la pobre la tenían como puta por rastrojo pacá pallá tol rato, la chica mantuvo el tipo divinamente y logró sobresalir del resto. Aunque claro, tampoco era tan difícil.
Monostatos, Brian Galliford, cantaba como Rex Harrison en "My fair lady". Sarastro, James Creswell, no tenía graves. Y encima le pusieron a soltar un discurso micrófono en mano mientras tocaban la obertura del segundo acto. No lo que luego habla antes del "O Isis und Osiris", no, otro discurso más que se inventaron y que el hombre recitó encima de la orquesta. Claro que para lo mal que tocaban igual hasta fue mejor. Papageno bien. Roland Wood se llevó la mayor ovación de la noche. Merecida. Y la reina de la noche, Cornelia Götz fue un auténtico escándalo.



Aparte de que la mujer iba hecha un cristo, en silla de ruedas y sucia como una rata mojada, cantó que ni te imaginas. El "O zittre nicht" lo salvó, aunque cuando empezó con la segunda parte, con la coloratura, aquello fue un desbarajuste que ni te cuento. Todas las notas fuera de sitio, desafinada, un horror. Pero nada comparado con el "Der holle rache". es como si lo hubiera cantado yo. Todo espantoso desde el principio, pero ya cuando llegó al momento crítico, te juro que flipamos. Lo que es no dar NI UNA sola nota. Pero ni una. Y para más inri, cuando se acercaba al momento crítico, se empezó a INVENTAR las notas. Ni un solo agudo parecido siquiera a los escritos por Mozart. Horrible, espantoso, desafinado, espeluznante, terrorífico. Como diría mi amigo Juan Mairena, "en la vida he visto cosa de la manera". Todo lo que se diga es poco. Horripilante.



En fin, un espectáculo en el que parecían más preocupados por que las proyecciones cayeran en los sitios marcados que por hacer algo medianamente decente. De verdad lo digo, si veis esto anunciado en algún sitio, huid corriendo. Gastáos el dinero en un concierto de la Pantoja o de Manu Tenorio. En lo que sea antes que en este horror.  

Enrique V. Noël Coward Theatre.

Pues sí, hijos míos, lo que os cuento. ¡Un Shakespeare, en Londres y con Jude Law! Si encima está bien... pues te cagas, claro. Y está bien. Así, simplemente. Vamos, que si tenéis pensado ir un día de estos por Londres y os da morbo lo de ver a una star así en vivo, pues vale, pero igual no es como para sacarse un billete ya mismo. 
Me explico. No todo Shakespeare me gusta. O al menos para mi gusto no todas sus obras son obras maestras. Los reyes por ejemplo no me parecen todos de sus mejores obras. Ni mucho menos. Y Enrique V no es, para mi gusto, de los mejores textos del amigo William.Tiene como siempre, varios monólogos muy buenos, una escena prodigiosa, y varias de relleno puro y duro. Pero claro, por algo los ingleses son expertos en Shakespeare. Porque qué bien lo hacen, los jodíos.



Una escenografía ingeniosa y que sirve, con sus paneles movedizos, tanto para simular la corte como el campo de batalla. Esto acompañado de unas luces fabulosas, te dan en cada momento una sensación y un ambiente distinto. Siempre el preciso. Un gustazo.
La dirección no es que sea nada del otro mundo. Bien resueltas las escenas de batallas aunque todo un poco precipitado y como superficial. 
Dicen las malas lenguas, que en las escuelas de teatro inglesas, uno de los principales ejercicios es dar sentido al texto pero sin mover un sólo músculo. Se plantan en medio del escenario y tienen que llegar a conmover y a dar todo el sentido que tiene cada palabra pero sin moverse, sin acentuar, sin marcar y sin ilustrar nada con un gesto. Claro, así hablan como hablan. Y eso es exactamente lo que hacen en este Enrique V. Prácticamente salen, se colocan todos muy bien colocaditos para que nadie tape a nadie y hablan. Se mueven poco, pero ¡cómo hablan! Y el caso es que funciona. Hay movimiento y ajetreo casi exclusivamente en las escenas de acción, durante el resto, es moverse poco y soltar por esa boquita. Claro, te cagas vivo. Y todos los actores y las dos actrices están absolutamente fascinantes y maravillosos. Pa comértelos a todos uno a uno. Pero también te digo que la función te deja un regustillo como de "bueno, vale, pero vamos, tampoco es que...". Nosotros es que aprovechamos el puente para ver varias cosas, así que, claro , nos cundió. Pero este Enrique V, por mucho Jude Law, tampoco es como para pillar un avión corriendo y no perdértelo. Claro que si vas a ver a los PunchDrunk, por ejemplo, ya tienes la excusa para disfrutar de un Shakespeare hecho en casa. 



Boira, si vas, mejor que sea por los PunchDrunk, aunque aproveches luego para ver a Jude (juasjuas, qué petardo me ha quedado)

lunes, 9 de diciembre de 2013

30/40 Livingstone. Teatro de La Abadía




Estaba lleno. Sí, creo que sí. O casi. Jorge Picó es un gran actor, con un buen control corporal y con una gran capacidad para la tragicomedia. Sergi López está encantadísimo con su barriga. También está encantadísimo consigo mismo y se cree muy gracioso. Está pasado, pero pasado, pasado. Los chistes sobre la alcaldesa, Urdangarín y los sobres están metidos con calzador. 
Poco más tengo que decir. Se supone que es la historia del hijo de un juez que lo deja todo y se va a "buscar". A buscar algo que no sabe lo que es. Vale, hasta ahí bien. Pero todo es un cúmulo de gestitos, saltos y exhibiciones de hiperactividad. Intentos desesperados y gritados de ser gracioso. Chistes obvios con mensaje que no pueden estar más forzados ( y mira que cualquier crítica contra el gobierno y la alcaldesa me gustan) y poco más. Hora y pico que yo iba deseando disfrutarla y que a los 3 minutos noté que no tenía nada que ver conmigo. Igual es que yo soy soso como el agua de la berza, pero te juro que no, que me parto el culo a ná que me hagan y que me descojono con el anuncio de la lotería.
Seguramente seré el único al que esto le haya parecido un horror y me ganaré más odios aún, pero, es lo que hay.

Yo de mayor quiero ser Fermín Jiménez. Cuarta Pared.

A mí es que me gusta el teatro denso, el de pensar, el de sufrir, el de personajes intensos con conflictos gordos y mucho sufrimiento, el de situaciones raras o difíciles, el de textos conmovedores o duros, de los que sales hecho polvo o conmovido, o espantado, o reventado o desgarrado. Me pasa igual con el cine. Y como suele ser habitual en mí, basta que diga una cosa para que me pase lo contrario. Por eso me encantan las comedias y por eso me gustó mucho lo que hicieron El Pont Flotant en Cuarta Pared.
Nah, es broma, sólo una forma de empezar. Pero es que con espectáculos así no sabe uno ni cómo ni por dónde empezar. Nada llama demasiado la atención, nada sobresale, todo es medianamente... "bueno, vale" y de pronto se termina y ves cómo todo se une como en un engranaje sutil, y cobra forma. Efectivamente no hay nada excesivamente llamativo. La puesta en escena es normal, tiene un ritmo normal, no hay grandes sorpresas ni una iluminación llamativa, ni nada, de hecho, tienes hasta una pizarra donde está puesto todo lo que van a hacer y a qué hora lo van a hacer (curioso cuando de lo que hablan es de la espontaneidad, del dejarse llevar, del vivir el tiempo). Ellos, actoralmente no hacen nada del otro mundo, están normales, divertidos, casi siempre buenrrollistas, simpaticones, sonrientes, ni se pegan dramones internos ni sufren como perros, ni componen unos personajes alejados de ellos mismos...
Y el texto es un cúmulo de frases normales, no hay grandes conflictos, no hay trucos ocultos ni juegos de palabra, ni hablan de los grandes temas que nos sacuden a todos por dentro o por fuera. 



Simplemente (o no) hablan del tiempo. Del tiempo que se nos va. Del tiempo que gastamos en ganarnos la vida (como si la vida no la tuviéramos ya ganada) y que no empleamos en disfrutar. Hablan y fantasean con "qué harías tú si tuvieras un segundo libre, un segundo para dedicarlo simplemente a hacer lo que realmente te gustaría?" Un segundo, un minuto, un rato, una hora, un día, un mes, un año, una vida... Y si, eso es lo tremendo, que tenemos tan metido en los tuétanos que hay que "aprovechar" el tiempo (como si emplearlo en uno mismo o en hacer lo que te apetezca no fuera "aprovecharlo")  que el disponer de momentos, horas o días para hacer con ese tiempo lo que realmente te gustaría, se nos hace raro. Fermín Jiménez hace lo que le sale del pepo. Se dedica a unir con un rotu fosforito chicles pegados en el suelo. ¿Qué consigue con eso? Nada, ¿o es que tiene que conseguir algo? Lo hace porque le apetece y se lo pide el cuerpo. Y porque puede. ¿Qué harías tú si tuvieras un día, un minuto, un mes o un año libre? Seguro que no harías lo que haces cada día. La escena de las agendas lo resume todo. ¿Quieres ser Fermín Jiménez? Pues para, para de vez en cuando, sé consciente de dónde estás y de quién eres. Toma conciencia de tu cuerpo y usa el tiempo para vivirlo. 
Hostias, ¿qué más le puedes pedir a una función de teatro? Viva El Pont Flotant y viva el teatro cotidiano. Estos son nuestros dramas, nuestras angustias, nuestros agobios y nuestro día a día.  Es como una canción de Aute, o de Serrat.

martes, 3 de diciembre de 2013

MBIG. La pensión de las pulgas.

A estas alturas lo de La Bella Chelito, y lo del cuplé "La pulga" me lo salto, ¿no?
Y lo de que Martret y Puraenvidia son los de "La casa de la portera" y que yo ADORO ese templo, también me lo puedo ahorrar, ¿verdad?



Entonces a lo que voy, al MBIG o Mc Beth International Group. Coño, inaugurar un espacio nuevo, con la espectación creada tras "La casa de la portera", nada más y nada menos que con un Shakespeare, y encima versionado y dirigido por Martret en persona es de tenerlos muy grandes y muy bien puestos. Y encima estos, que son más listos que los ratones coloraos, van y pillan a lo mejor de cada casa con lo cual, muy mal se tenía que dar para que de ahí no saliera un exitazo del copón.
Reconozco que con lo que había leído, me esperaba una versión de McBeth ambientada en el mundo empresarial y de las altas finanzas. Pero me encontré con un McBeth absolutamente fiel a la obra de Shakespeare. El espacio ya lo habéis visto, es flipante. Todos los detalles, suelos, lámparas, sillones, materiales, ceniceros, TODO te remite a los años 50/60. Ahí tienes, efectivamente Mad Men, y tienes a Rock Hudson, tienes a Douglas Sirk y tienes a Ava, a Liz, a Doris, a Montgomery y toda una serie de iconos que a mí, particularmente me ponen. El espacio, en definitiva es brutal, las tres habitaciones, cada una con su estilo y su función dentro del espectáculo. Un juego de luces que te cagas, no es que se enciendan o se apaguen las lámparas, es que está iluminado como si fuera un escenario, creando espacios, focos y centrando la acción y creando ambientes dentro de esos pocos metros. Magistral.



Inma Cuevas es el nexo que une el mundo "empresarial" con el mundo McBethiano. Tan pronto te explica una estrategia de mercado como te representa un puñado de personajes secundarios de la obra, todo siempre con un nivel de naturalidad y de verdad que es difícil de creer. Rocío Calvo y Maribel Luis son las dos (mejor dicho, tres) brujas. Sus escenas son desde luego, unos de los platos fuertes de la función. Iluminadas y ambientadas de forma magistral, ambas dos despliegan todas sus armas de vecinas arpías. Son malas con avaricia y dan un repelús quepaqué. Sus conjuros, sus respiraciones, sus maldades y sus miradas te ponen los pelos de punta. Encima es que son como esa tía mala que nos tenia acojonaos de pequeños. Yo al menos tenía una así. Y era mala mala.
Daniel Pérez Prada es un Banquo de lujo. Amigo, cómplice, receloso, víctima y verdugo todo en uno. Un abanico de matices y una fuerza en cada gesto únicos. Rocío Muñoz-Cobo está soberbia como la arpía Lady McBeth. Es Ruth Roman, es Liz, es Ava y también es Maruja Asquerino o María Félix si me apuras. Incitadora, enferma, bicho malo y calentorro. No hay ser humano y no humano más bello que Rocío. Es todas las mujeres fatales del cine negro juntas en una perra en celo que sabe dónde y cómo tocarle los huevos y el orgullo a su señor esposo para hacer que le compre un collar nuevo, un modelazo, un sortijón o un reino. Claro, como pa no caer. Si encima eres un alma cántara que todo lo que tienes de inocentón lo tienes de ambicioso, pues claro que matas a to dios con tal de llegar lo antes posible a lo que te han pronosticado todos, brujas incluidas. 



Y ahí empalmo (con perdón) con Fran Boira. Francisco Boira. Don Francisco Boira. Un nombre que si hasta ahora, no sé por qué, no estaba aún entre los grandes más grandes del planeta, ahora ya sí que sí. Yo confieso que de entrada, como que no me lo veía. No por su capacidad como actor, evidentemente, sino porque me parecía mucho personaje, con mucho empaque, mucha carga, hasta más edad, no sé. Pero como otras veces, me tuve que meter mis prejuicios por el Glamis y desde el momento en el que aparece ves que ES McBeth. Don Francisco es un torrente, una fuerza de la naturaleza que salta de un estado de ánimo a otro como si nada, te lleva en sus dudas, en su avaricia, en su ira, en sus traiciones, en su descenso al infierno y en sus pasiones. Y ves el puñal amenazante, joder, y ves la sangre, y lloras con él, y te cagas con él cuando aparece Banquo y quieres matar y matas con él. El personaje es una montaña rusa de emociones y Don Francisco Boira las da absolutamente  todas y todas de forma perfecta. Y ya que le estoy poniendo tan bien, me voy a permitir sacarle una falta. Y es que a veces, su risa, me descoloca. Algo hay en la risa que me baja de la estratosfera y me deja sólo en la troposfera. Te juro que porque había más gente, si no, me habría avalanzado sobre él al finalizar la función y me lo habría comido a abrazos. En serio, es un trabajazo de los que se ven muy pocos en todo el año. Y ¿sabes qué te digo? Que es que encima yo le veía como contenido. Me daba la sensación de que en realidad, en su interior, tenía todavía más energía y que estaba medido. Eso se llama contención. Para mí era como una olla exprés. Aprovechaba el texto y la acción para soltar parte de la energía brutal y salvaje que tenía dentro, pero fijo que tenía incluso más. Y eso un domingo en una matinal, con dos cojones.
Mira, voy a sacar otra falta, pa que luego no digáis que estoy chocheando con las cosas que me gustan. Quizá es un poco demasiado brusco el paso de la "escena del sonambulismo" de Lady, a... la bañera. Está demasiado entera, dentro de que está rota, como para acabar en la bañera. Quizá un poco más de sutileza... de tiempo... de pausa...
Pero en definitiva, el que no haya ido, no sabe lo que se está perdiendo. Y el que por hacer el gilipollas se lo acabe perdiendo, se arrepentirá toda su vida. Yo, si consigo cuadrar la agenda, igual repito!!            




SEGUNDO COMENTARIO



TERCER COMENTARIO       

domingo, 1 de diciembre de 2013

Nameless Hands - A Doll's House. Canal.

Este espectáculo, que tranquilamente podía haber venido a Madrid a través del año dual España Japón, pero no, a venido así a pelo, gracias, supongo a la labor de Boadella y de su equipo. Y de verdad te digo que nunca se lo agradeceremos lo suficiente.
Pero claro, es que el coreógrafo, Jo Kanamori, se formó con Béjart y  en el Netherlands Dance theatre. ¿Qué te vas a esperar? Pues eso, algo como lo que vimos anoche. O "sentimos" anoche, porque hay espectáculos que te entran por los conductos habituales y otros que se te meten por los poros o no sé yo ni por donde, pero que te inundan por dentro y acabas invadido por las sensaciones. Chico, no sé, pero es que desde el segundo uno, un sentimiento de felicidad se me metió por los tuétanos. Imágenes de una belleza inaudita y ejecutadas con un virtuosismo que no tiene más explicación yo creo, que las horas y horas y horas de trabajo e investigación para llegar a ese nivel de ejecución tan exquisitamente perfecto.
Pero no sólo el virtuosismo con el que todos los componentes de la compañía ejecutan sus movimientos, sino una coreografía que a mí particularmente me hizo sentirme pequeñito, como si de pronto me hubiera convertido en un crío de tres años y estuviera viendo un espectáculo de magia. La mandíbula yo creo que se me desencajó y debía de estar por el andén de la línea 7 del metro. Simplemente la imagen de ese Geppetto manipulando sus muñequitos antes de que arranque la música, me llevó a mi infancia. Y no es que el espectáculo te traslade a tus años mozos, porque hable o emule sensaciones de cuentecito de hadas, no, sino porque el sentido "mágico" que inunda cada imagen, te transporta a otro universo. Belleza, virtuosismo y poesía alternadas con imagenes de una potencia brutal. Los "kurogo", manipuadores de las marionetas bunraku, dominan y dirigen las vidas de sus muñecos. Les alteran y se convierten en seres despóticos o casi diabólicos que alteran las relaciones entre los muñecos o entre los seres humanos a los que convierten en muñecos. Unos manipulan a otros. Geppetto a su muñeca, su muñeca a él (Carmen), los kurogo a sus criaturas, la mujer de Geppetto a la muñeca... Todo es manipulación, todo es crueldad y todo lleva a un éxtasis musical-sangriento-dominador. 


  
La selección musical, a pesar de ser bastante... obvia, funciona perfectamente. Las luces, perfectas y el ritmo interior y el general, brillantes. Dos momentos bizarros pero que funcionaron a la perfección. El momento Pavarotti, un poco hortera, y el momentazo "Carmen" que despertó los aplausos de la peña. Bizarros pero acertados. 
Yo creo que si nos hubieran preguntado a los del público, habríamos votado por unanimidad que siguieran bailando horas y horas. Al terminar el espectáculo, te diría que un 70% del público se puso en pie y gritó "bravo". Y eso, en Canal o en cualquier otro sitio, lo habré visto una vez... o ninguna.
Ah, eso sí, tuvo que sonar un puto móvil de un/una desgraciad@ al que sin duda yo mandaría a limpiar Fukushima. Y cientos, miles de tuberculosos, gargajosos y tísicos. De verdad, es un suplicio. En primavera las alergias, en invierno los catarros, en otoño no sé qué coño será y en verano... el aire acondicionado, pero eso de la peña tosiendo a diestro y siniestro es una cosa mala. Y no te creas tú que se ponen la manita o se tapan con el abrigo, no. Tosen como si estuvieran dando un "do" de pecho en el Real. Tosen para su público. Y no se preocupan lo más mínimo por intentar no hacer mucho ruido. Yo los mataría junto con los movileros.