viernes, 28 de marzo de 2014

Magia café. Cuarta Pared.

Antes de que empiece el espectáculo, y por si acaso no lo sabías ya, te explican Paloma Pedrero (autora y directora de este montaje) que se trata de un experimento. Es fruto del trabajo de una ONG que curra con gente en riesgo de exclusión social y con actores profesionales. Utilizan el teatro como forma de terapia, de socialización, de integración y de desarrollo personal. El resultado final, evidentemente no se puede juzgar como harías con un montaje del CDN. 



El resultado es una fiesta de la diversión. La historia de un café dirigido por tres mujeres desplazadas. Una separada, una emigrante con una historia cruel detrás y una cría que quiere ser hija, novia y madre y que añora a su mamá, a su abuela y una vida "normal". Regentan un café en un edificio ocupado donde se reunen todos los "desarrapados" de una sociedad que los crea y los abandona. Allí se juntan todos haciendo teatro, aprendiendo unos de otros, conviviendo como una inmensa familia cuyo único "delito" es ocupar un edificio abandonado. Tendrán que intentar convencer al "mandatario" cruel y asqueroso para que les deje seguir allí. Pero ahí es donde empiezan las sorpresas.

El teatro puede tener muchas utilidades. Puede servir para ilustrar una realidad a veces oculta o incómoda. Casi siempre tiene una labor política. Porque política es mover conciencias. Y puede tener una utilidad social. Resultados aparte, es una gozada ver cómo esos chicos y chicas actúan, dicen sus textos, cantan, disfrutan como locos y encima te dicen que desde que hacen teatro sus vidas tienen más sentido, que son más felices, que se relacionan mejor con su entorno y con los demás, con los que miramos para otro lado.
Un gustazo ver que el teatro puede ser útil para darles a determinadas personas un lugar y un porqué que nosotros mismos, los listos, los hábiles, los enrollaos no les damos. Lección de teatro como arma social que da gusto ver.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Continuidad en los parques. Matadero.

Jaime Pujol escribió este texto hace más de veinte años. Sergio Peris-Mencheta dirige este espectáculo para mayor gloria de sus actores. 
Las historietas que componen este espectáculo son divertidas algunas, otras surrealistas, otras disparatadas. En todas, el plato fuerte son sus actores. 
La dirección no me parece nada del otro mundo, aunque sí destaco ciertos aciertos en la puesta en escena y algunos elementos realmente ingeniosos. Elementos aparte, el resto de la dirección me parece correcta sin grandes pasiones. Bien, ¿no?
Las historias desde luego dependen de cada uno. A mi me gustaron especialmente la del taxista y la de los tres "seres" que atiborran de historias bíblicas al pobre Roberto Álvarez. Y por supuesto, la del esguince y "Friki". El resto... quizá repite demasiado el mismo esquema de apariencia engañosa que se desmonta con una sorpresa final.



Fele Martínez es un animal de la escena. Me vuelve loco, me encanta, me parece una bestia que hace lo que quiere, que siempre sabe lo que hace y que lo hace de forma prodigiosa. Es, para mi gusto, el mejor de todos. Al menos es el que más me gusta. Porque me gusta muchísimo.
Roberto Álvarez es muy bueno, mucho, pero le veo un poco fuera de tono, como si hiciera cosas con las que no termina de empatizar. Luis Zahera está bien. Aunque su acento es tan marcado que a veces cuesta creer que se llame Harry, por ejemplo. Y luego digamos que... Gorka Otxoa no me hace gracia. Reconozco que lo que hace lo hace muy bien y entiendo que la gente se mee viva con él, porque realmente lo hace muy bien. Pero a mí no me hace gracia, lo siento. Es problema mío, porque además, el que pierde soy yo, que me quedo sin reírme en todas sus historias. 
Así que bueno, pues bien, vale, que se puede ver y te lo pasas bien. No es el espectáculo del año ni creo que lo pretenda. Se ve bien, se disfruta, y sobre todo, te mueres del gusto de ver a Fele Martínez.  

martes, 25 de marzo de 2014

Desnudas. La puerta de al lado.

Alberto Velasco para mí es un hombre renacentista. Un fenómeno de esos que se dan cada no sé cuántas generaciones. Y nosotros estamos teniendo la suerte inmensa de poder disfrutarle. Personalmente todo lo que he visto suyo o con él me ha parecido glorioso. "Desnudas" es otra muestra de lo que puede ofrecer un ser sobrehumano como es Alberto. No es ya la magia y la belleza dura de "Cenizas" (conjunción de varios genios; Aberto, Chevi, Pablo...), no es el ritual casi eucarístico de "Vaca", "Desnudas" es todo eso y más.
Fuimos a la matinal el domingo. Vamos que ya hay que echarle arte para que un espectáculo un domingo por la mañana te despierte el bicho. Pues a mí no sólo me lo despertó sino que salí realmente impactado.
Antes de nada, una mención a la sala. "La puerta de al lado" acaba de abrir hace nada y ya habla to dios de este sitio. Normal. El chico que nos recibió es un encanto y el local es precioso, cómodo y con un encanto y unas posibilidades infinitas. Va a ser un pelotazo de sitio, si no, al tiempo. Y espero que lo sea, porque me encantó. Superfan desde ya.





Pero al lío. "Desnudas" cuenta tres historias. Tres mujeres machacadas. Una literalmente, otra emocionalmente y la tercera automachacada. Las tres viven las consecuencias de querer más a los demás, lo externo que a ellas mismas. Rosalinda Galán "no sabía qué quería ser pero sabía qué quería no ser". Pues zás, en toda la boca, por hablar. Su historia es brutal, dura de cojones. Y encima ella va y te lo canta con esa voz prodigiosa que hace que desees volver a nacer para ver si de la siguiente, naces con esa voz. Begoña Mencía ha sufrido en sí misma el haber querido más al otro que a sí misma. Y Karmen Garay te cuenta cruelmente su autodestrucción hasta que decidió "perdonarse" por ser gorda.
Los textos son pura poesía. Cada palabra, cada metáfora, cada imagen que emplea Alberto son las justas para ponerte entre el corazón y el estómago un trozo de sufrimiento. Pero sin autocomplacencia, lo cual es más inteligente e infinitamente más cruel. Pero claro, cómo te vas a quejar, si tú eres sólo público. Las que deben quejarse son ellas tres, las pobres, apaleadas y enterradas en vida por malentender el amor. 
Las tres están brutales. Y si es jodido como espectador que te enganche un domingo por la mañana, imagínate para ellas. Meterse con esa intensidad en tres vidas tan jodidas tiene que dejarte el resto del día tocado. Sublimes, duras, intensas, hacen que te estremezcas con cada mirada cómplice y culpable. Te sonríen y tú te sientes todavía peor. 
Y la dirección de Alberto es el remate. Si el texto te embruja y las actrices te llevan al infierno entre sus sonrisas, la dirección de Alberto es un prodigio de inteligencia. Por ejemplo, todos los objetos están perfectamente escogidos y empleados. El momento batidora es de lo más brutal que he visto yo en muchos meses. Y cada momento, cada giro, cada transición, cada golpe, cada impacto, cada lágrima y cada autoflagelación están mostrados de la forma más precisa posible. En serio, hacía tiempo que no veía un espectáculo con una dirección tan clara, tan coherente, tan imaginativa y tan mágica. Y ese uso de las luces impecable, descriptivo y casi como si fuera un personaje más. Luces, sombras... buffff.
Realmente no sé cómo repartir mis alabanzas. Alberto... sobrehumano, Begoña, Rosalinda y Karmen... mágicas, estremecedoras y de una generosidad acojonante. Y Eduardo del Val al teclado... magia pura también. Cuánta belleza...
Pocas veces se me han llenado los ojos de lágrimas escribiendo. "Desnudas" lo ha conseguido. Gracias a los cinco.    

El encuentro. Sala pequeña del Español.

Como casi siempre, en la pequeña del Español se ven montajes muy interesantes. Este lo es. "El encuentro" está muy bien y encima estos días supongo que habrá recibido el empujón de la noticia. Se lo merecen. 



El texto de Luis Felipe Blasco Vilches recrea el famoso encuentro entre Suárez y Carrillo, cuando decidieron legalizar el PCE y establecer ciertas líneas para el desarrollo de la futura convivencia. Evidentemente le encuentro fue secreto y no hay constancia ni de qué hablaron ni en qué términos se produjo el encuentro. Así pues, menos el famoso saludo, el resto es puritita ficción. Y precisamente eso es lo que mola. La libertad con la que aparte de "recrear" ese encuentro, se utiliza también como excusa para contarnos una especie de metáfora del poder, de ahora mismo, de ese algo intemporal que tiene el poder y los pactos para obtenerlo o conservarlo.
El trabajo actoral es bueno, tanto José Manuel Seda como Eduardo Velasco hacen un buen trabajo. Afortunadamente no estamos en un "lluvia de estrellas". Ni van disfrazados de sus personajes ni pretenden imitar sus figuras. Recrean un poco sus "esencias" y construyen una metáfora intemporal que funciona muy bien. Son como de dos escuelas interpretativas distintas y tienen formas distintas de enfrentarse a sus personajes, pero juntas funcionan bien. Realmente incluso esa forma de interpretar tan diferente viene bien para reforzar ese "enfrentamiento" de formas de pensar, de éticas y de compromisos.      

martes, 18 de marzo de 2014

Alceste. Teatro Real.

Será por ese punto macarra que tengo o porque lo polémico, así de entrada ya me mola, pero iba con ganazas a ver el jodío "Alceste" del Real, a Lady Di, a Warlikowski, a Denoke, de oír a Bolton... en fin, que mis colmillos estaban afilados desde días antes.

Y yo es que a veces flipo con el público de Madrid. Que alguien me explique por qué los abucheos, los pataleos y las ofensas y escándalos con un montaje como este. ¿Por lo del paralelismo con Lady Di? Amos no me jodas. ¿Por lo de la flamenca bailando por ahí? Amos no me digas. ¿Porque la orquesta suena bien aunque le falte un punto? ¿Porque la Denoke ni lo huele? Tampoco es pa tanto.



Bueno, a lo que voy. 
A mi la obra tampoco es que me vuelva loco. Evidentemente reconozco su valor histórico y musical, faltaría más, pero no me arrebatan las pasiones cuando la oigo. 
La puesta en escena me gustó. Lo digo desde ya. Me parece un despiporre total, pero, ¿por qué no? No vi nada escandaloso ni horrible. Me gustó el hospital, me gustó el salón del banquete y me gustó la morgue. Eso sí, reconozco que me quedé muerto cuando la suegra se arrancó a bailar. Me gustó hasta el Hércules/Joker. Todo me gustó mucho. Desde la entrevista inicial a... todo. Y de verdad lo digo que no entiendo por qué el escándalo. Entendería que se abucheara si te ha ofendido o indignado algo, pero no hay nada indignante. En todo caso puede que no te guste, pero ¿tanto como para patear y abuchear? Entonces empecemos a abuchear TODO lo que no nos gusta. Eso si, dos cosas. ¿No dicen en la entrevista que el hijo mayor es varón? Y esos pelucones... algunos son un poco como de "Diabéticas aceleradas".
La dirección musical de Ivor Bolton estuvo bien. Sólo bien. Seguro que va a dar muchísimas alegrías en el Real, pero el otro día le faltó un pelín de brillo, de picardía, de coquetería en algunos momentos. No sé si me explico, supongo que no, jeje. 
El coro sonó regulero en algunos momentos. Bien en general, pero desacompasado en algunos momentos. 
Angela Denoke es muy buena actriz. En los vídeos está maravillosa. Su registro medio es correcto, tiene un timbre y un color que a mi no me dice gran cosa, pero bueno. Eso sí, lo que no tiene es ni voz ni gracia para Gluck ni desde luego agudos. Tampoco es que necesite tantos, pero ese "Divinités du Styx" no se puede cantar peor. Y eso que se lo tocaron lentito para ver si así... pero ni con esas. Un desastre de la primera a la última nota. Desde luego no es este su repertorio, es evidente. Además, y esto ya es manía personal, es de esas cantantes como Amarilli Nizza o Barbara Frittoli que cantan torciendo la cabeza. Paul Groves ya destrozó en su momento al Don Ottavio, así que aquí debió de pensárselo bien. Realmente sacó adelante el papel bastante bien, aunque se le nota como que enseguida se agobia. Transmite agobio y como que le va a superar todo en cualquier momento. El sábado reconozco que cantó bien y aguantó el papel. Willard White me gustó mucho, aunque quizá tenía la voz algo pastosa. 

Resumiendo... puesta en escena fascinante, voces reguleras y dirección musical correcta. No es el montaje del año pero yo me fui satisfecho. Eché de menos que saliera Warlikowski a saludar, porque le habría aplaudido con ganas.    

Entreactos. La casa de la portera.

Si alguno de vosotros piensa que los de "La casa de la portera" me tienen contratado para que diga que todo lo que veo allí me encanta, se equivoca totalmente. Amos, ya me gustaría a mí estar en nómina, juas juas. Lo que pasa es que o ellos programan sólo maravillas o es que tenemos un nivel de empatía sospechoso. Y es que mira que me he visto casi todo lo que se ha hecho allí y apenas hay un par de cosilla que no me han gustado. "Entreactos" entra de lleno en la categoría de "delicatessen". 




Miguel Ángel Cárcano y María Inés González escriben una obra sobre la vida. Sobre la vida de cualquiera. No  hay grandes pasiones, ni dramones, ni momentos de esos únicos en una vida. Son retazos de una historia de amor. Desde que comienza hasta después de muerta. Podría ser la de cualquiera, no hay nada especial. Son los "entreactos" de dos vidas en las que habrá habido mayores dramas, mayores risas, mayores felicidades y mayores broncas. Fijo. Pero igual estos momentos que vemos son esos momentos clave en los que algo cambia. Porque la vida puede cambiar en un instante. 
Elena y Julia tienen unos treinta. Esa edad en la que uno ya no tiene más remedio que afianzarse de verdad, buscar un lugar. Y resulta que la forma de buscarlo en con otro. Independencia dependiente. Ellas dos se conocen, viven juntas, viven el amor en su apogeo, ven cómo se enfría, cómo muere y cómo cambia a otra cosa. Con un hijo en medio y mil sueños. Los sueños de una generación que ahora puede tener esos cuarenta y que ha visto cómo se desvanecían los suyos. Una generación capada. Podríamos ser cualquiera de nosotros. Y todo suavecito, de verdad. No hay gritos, ni grandes desgarros, ni lo que vemos es especial. Son "entreactos". Tan reales como los de cualquiera. Y eso es lo que embruja, que desde el segundo uno te han agarrado ese rinconcito oculto del alma, el que te guardas para ti, y te lo han mostrado. Sin gritos. Lo que ves es algo tan complicado como simplemente unas vidas normales. Sí, eso es, es una función sobre la vida de cualquiera, aunque nosotros no seamos magos. 




Irene Arcos y Sara Martín hacen de nosotros. Hombre, mujer, peras, manzanas o macedonias. Da igual, somos cualquiera. El brillo de sus miradas es real, sus besos saben a fresa, su amargura es nuestra, su fracaso es el de cualquiera, su magia es nuestra chispa y su frialdad es nuestra cruz. Su naturalidad es pasmosa. Irene, mezcla de Amparo Muñoz y Almudena Cid (perdón, pero tenia que decirlo) mira y te lleva con su mirada. Es maga pero a veces le salen mal los trucos. Dirige pero es llevada. Cada palabra suya es un monumento a la frescura y a la verdad. Sara es natural, es única, su sonrisa enamoraría a magos magas hadas y hados. El trabajo de las dos actrices es tan cercano, tan de verdad, tan sincero, tan delicado y tan emocionante que querrías ser ellas, o irte con ellas o tomarte una cerve con ellas. 
Mira, es que me sigo emocionando. Piececita de cámara que no debería perderse ni dios. Cualquiera que haya amado, que se haya sentido amado, que haya vivido la magia del amor, que hay visto cómo se perdía, que la haya deseado. O sea, cualquiera con dos dedos de corazón.  

lunes, 17 de marzo de 2014

La punta del iceberg. La Abadía.

Yo o soy muy raro ( que lo soy) o soy muy cateto (que seguramente también) pero qué quieres que te diga, este texto me pareció peché, regulero, mu poquito interesante.
En una empresa gorda ha habido unos cuantos suicidios últimamente y mandan a una alta ejecutiva a investigar qué ha pasado. Allí se encuentra con reticencias del director de la sede, reticencias por ser mujer, con su antiguo amante ahora metido a enlace sindical y a un camarero confesor de su época de pipiola en la empresa. Un racimo de novedades y de situaciones originales y nunca vistas, ¿verdad? 
Texto previsible y lleno de tópicos. Pequeños giros con intención de sorprender y situaciones ya conocidas una detrás de otra puestas en escena con bastante poco nervio. Es una horita y media larga, tampoco es una pasada, pero antes de la mitad ya hace rato que estás en la cuesta abajo. Es más, tras las tres primeras escenas y el primer interrogatorio (salvado por el inmenso carisma, talento y magia de Montse Díez) en vez de seguir hacia arriba, empieza a caer el interés a pasos agigantados. Y acaba haciéndose bastante tediosa, sobre todo por una dirección sin ningún rumbo ni brío. Por cierto, que se pongan de acuerdo. ¿"Iceberg" o "Aisberg"?



Los actores ponen todo de su parte para tirar parriba. A veces demasiado. Como Nieve de Medina que desde el principio está gritando como una loca, quizá intentando salvar un personaje que le no le va nada y en el que ella no se siente a gusto. Y se nota. Es muy buena actriz, pero aquí está perdida l mujer, deambulando, sentándose y levantándose tol rato y arrastrando un texto lleno de tópicos (la relación con su ex es tópica no, lo siguiente de lo siguiente). Bueno, la verdad es que salvo Chema de Miguel, que demuestra maestría en cada palabra que sale por su boca el resto no me gustó especialmente. Salvo Montse Díez que está absolutamente maravillosa. Me flipó su dominio de la voz y de las emociones. Con ese personaje tan desagradecido logra sacar lo mejor, estrujar el texto para desparramar por la sala arte y dominio de todo. Brutal, dura, salvaje, dramática, una bestia de la escena. Me encantó. Ella... y poco más.     

El viaje a ninguna parte. Valle Inclán.

Hay recuerdos poderosos y comparaciones odiosas. No todas lo son, qué coño, lo son las que nos la pelan y no lo son las que nos molan. 
El recuerdo de la peli de Fernán Gómez es brutal. Iconos como el "señoritoooo" están clavados en la mente de varias generaciones. O en mi caso, la imagen de Nuria Gallardo se me quedó convertida en un amor que ya existía pero que en ese momento pasó a ser amor universal y eterno. Así que entrar a ver "El viaje a ninguna parte" era arriesgado de cojones. 
Y mira, adelanto ya que salí encantado. Ni maravillado ni flipado, ni emocionadísimo, salí ligeramente feliz y con una sonrisilla de agrado en la cara. ¡Qué más quieres!



El escenario gigante del Valle Inclán está bien aprovechado y bien utilizado. Esas puertas incómodas... esa altura desmesurada, esa amplitud... sirven para que nos pongan unas luces monas que ayudan bastante a crear ese ambiente amplio y solitario de los campos de Castilla. Bien usada tanto la luz como la escenografía, los elementos que meten y sacan de forma bastante natural y coherente.  Buenos efectos, vídeos, humos, y de todo para crear ambiente. Nada excesivamente brillante pero todo suficientemente correcto como para resultar agradable y plausible. Quizá se desaprovecha un poco la ocasión de mostrar a ese grupo humano como un icono. Su aparición en sombras moviéndose como una cofradía de semana santa es efectiva, pero quizá, incluso a riesgo de resultar reiterativa, yo habría acentuado más esa imagen de grupo de vagabundos, de masa errante, de zombies por los caminos polvorientos. 
A pesar de eso empatizas con ellos nada más aparecer. De eso se trata. Y el malo te da coraje. Y la niña te parece monísima, y al abuelo te lo quieres comer... Vamos, que todo funciona como debe. Dirección correcta y efectiva. No hace falta nada más. Bravo por Carol López. Lo que hace es coherente, efectivo y muy mono y agradable. De eso se trata. Aunque no me habría importado haber notado algo más de pasión en algún momento. No sólo de pasión romántica sino de implicación con la historia. Y no sólo en las escenas románticas sino en las familiares también. Se me quedó un poco cojo de emoción desde la dirección.
Amparo Fernández está fantástica aunque me faltó un poco más de desarrollo de su personaje. Antonio Gil está bien. Sobre todo los cambios de época los dirige maravillosamente. Hace que sean creíbles y naturales. Vocalmente muy bien aunque quizá le falte un pelín de carisma (al planteamiento del personaje, por supuesto, no a él que es un actorazo). Olivia Molina está correcta. Lo que hace está bien. Simplemente. Tamar Novas se lleva el bombón del montaje. Está muy gracioso, de verdad, te meas con él y resulta entrañable en su cruel sinceridad. Pero ya está. Algo más de matiz no habría estado de más. Sí, está muy gracioso, pero sólo está gracioso. Y es buen actor, podrían haber confiado más en él y en el personaje. Miguel Rellán es un maestro. es de estas personas que desprenden humanidad por tos laos. Y te camela, claro que sí, y está brutal. Y su "señoritooooo" te hace no añorar el de Fernán Gómez. Maravilloso. Y luego, cosa aparte es Camila Viyuela. Una voz fascinante con una seguridad aplastante y una presencia física que hace que el ojo se te vaya a ella esté quien esté en ese momento con ella. Tiene un magnetismo, una seguridad, una presencia y un poderío acojonantes. Me voy a arriesgar y a lo mejor digo una burrada (es más que posible) pero esta chica de aquí a nada se nos convierte en la próxima Blanca Portillo. Me encantó, me flipó, me enamoró. Si en la peli fue mi Nuria Gallardo de mi amor, en esta función Camila me ha robado el corazón. Se lo cedo. José Ángel Navarro y Andrés Herrera bien también. Muy bien. 

En definitiva, montaje agradable y agradecido. Está bien, es todo correcto y amable. No hay ni una pega que ponerle aunque tampoco despierta grandes pasiones (aparte de mi Camila). Prueba superada para todos. El reto era jodidísimo y lo han pasado todos los responsables con notaza.      
 

La abducción de Luis Guzmán. Lara.

Ya se nos escapó en el Fringe, pero claro, no pudimos verlo todo. Así que ahora no podíamos dejar de ver esta marcianada. 
El hall del Lara es lo peor. Tienes que intentar ir prontísimo para plantarte el primero de la cola y luego sacar codos para que los listos que ya se lo saben no te aplasten en sus carreras en cuanto se abre la puerta. Una puta selva, vamos. Pero cual maruja en rebajas, me las acabo ingeniando para pillar primera fila. Y no veas como se agradece, porque si no es en primera fila, aquí no ves un cagao. Y especialmente en este caso, la primera fila me metió directamente en el sofá sentado al lado de Luis, de Max y de Clara.




Todo es flipante en este montaje. Yo me sentía como en el comedor de casa de mi tía Basi, en Burgos. Pero podía ser cualquier parte de España. Y de la España incluso de ahora. Allí está Luis, con su programa de radio sobre fenómenos paranormales. Un programa "torrente" como el torrente mental que tiene Luis. Él no piensa, él se aturde con desbordado por el mogollón de pensamientos que se le agolpan. Pensamientos infantiloides algunos, básicos y efectivos otros, pero con algo de esa sinceridad que te toca las narices. Un mogollón como el que hay en el "disco de oro" de las Voyager. Si en vez de en 1977 se lanzaran ahora las sondas espaciales, yo le encargaría a Luis Guzmán la selección de movidas del siglo XXI. Frente a Luis su hermano Max, anglosajón por decisión o por huida. Contrapunto brutal al mundo de santitos y Cristos de don José Luis, padre de estos dos seres tan alejados y tan cercanos el uno del otro como dos personajes de un Pinter con olor a gachas o a lechazo.

Más fenómenos paranormales: los actores. Los tres. Ana Alonso aparece y con ella entra la duda, la extrañeza, el dolor contenido, la lágrima al borde de caer pero suspendida en un hilillo. Y quieres que no se vaya nunca, que se queda hablando con Luis. No se entienden pero quizá sea la única con la que pueda comunicarse. Se tocan los cojones el uno a la otra como solo se los tocan los novios o los hermanos. Puede que sobre, no te digo que no, porque si no apareciera ella todo sería igual. Pero yo quiero disfrutar de una actriz sufriente e intensa como es Ana Alonso. Emilio Tomé hace una creación de esas de comértelo vivo. Porque sería una tortura, pero si no, te llevarías a Luis a tu casa. Adorable dentro de su verborrea tocapelotas. Pero algo tiene que desde que empieza con las pipas ya te cae bien. Y Francisco Reyes es... desconcertante. Habla raro de cojones. Le ves aparecer y flipas con ese pedazo de torre gigantesca. Guapo y feo, atractivo y repelente, te cae bien y le darías dos hostias, pero te embauca. Concentra tu atención casi tanto como su hermano. Y cuando abre la boca, flipas. Realmente habla raro raro. No sé si como un locutor de un cadena extranjera o como qué. Es un poco el anti-actor. Pero tiene una intensidad tanto en su presencia como en sus forma de sentir y de estar y comunicar con su hermano (no con Emilio, el actor) que te quedas embelesado. Y lo que hace funciona. Y no sólo funciona sino que funciona que te cagas. Te deja pegao. 
Y de repente, cuando los enfrentamientos son insoportables, cuando no hay salida, cuando se lanza el mensaje al espacio exterior, cuando te recuerdan el mensaje de las sondas espaciales y tu espíritu está en el punto más alto, va y se acaba. Y tú te quedas ahí arriba, con la adrenalina y la excitación a tope, en todo lo alto. Y te das cuenta de que te acaban de dar un mazazo y te han dejado abandonado a tu suerte.




De verdad te digo que "La abducción de Luis Guzmán" es una marcianada  fascinante, una rara avis dentro del teatro madrileño. Tan embrujadora como estremecedora y con un capacidad de removerte la asadura como pocas veces he sentido en lo que va de año. Si no lo es ya, va a ser uno de los bombazos del año. Y si hay justicia en el mundo y esto pasa a la pequeña del Español o del María Guerrero, va a petar como se merece. Pablo Remón se saca de la manga y de no sé dónde más esta perla que no tiene desperdicio. Totalmente perfecta para mi gusto tanto como texto como en la forma y ritmo en que está dirigida. Toda una personalidad a tener en cuenta, y si no, acordaos bien de esto, porque de aquí a nada Pablo va a ser de las figuras más importantes del panorama. Quedé admirado con todo y con todos.                

viernes, 14 de marzo de 2014

Retrato de familia. La Trastienda.

Haber estado otras veces en La Trastienda y haber salido encantado es jodido, porque esperas que te guste todo lo que veas allí. Y "Retrato de familia" no es que no me haya gustado, pero no me ha vuelto loco. 
Lo que siempre es peligroso es que el autor sea el director y el prota. Tener una "visión" desde fuera está bien. Y una visión profesional y que se encargue de eso, no vale la opinión de los amigos o de la gente cercana. Quizá sea lo que le falta a este espectáculo. Un ojo objetivo que solucione o gestione mejor las carencias.
El texto de por sí ya tiene lagunas. Este grupo humano y animal tiene relaciones interesantes, unas más que otras, pero en general va deambulando por terrenos indefinidos que le restan fuerza. SPOILER.



El perro por ejemplo me sobra. No me aporta nada, ni una visión alejada de los humanos ni un punto de vista distinto. Y las relaciones entre los miembros y miembras de esa familia tampoco están muy centradas. Está claro lo que le pasa a él desde que aparece. Lo que no está claro es el por qué de su forma de relacionarse con el resto. Va y viene de estado de ánimo y de código con sus hermanas un poco porque sí. Y la hermana mayor también va y viene porque sí. Se apuntan cosas pero se olvidan. Se insinúan otras pero se consumen por el camino. Es demasiado vago todo. Lo que pretende ser duro, simbólico y suavemente delicado y estremecedor se queda en atisbos. 
Los actores tampoco ayudan demasiado. No terminan de darle la fuerza que pretende el planteamiento. Aparte, el otro día hubo muchísimos fallos de texto y eso, claro, te va enfriando cada vez más. 
En fin, una historia con un fondo y unas intenciones interesantes pero que se queda a medio camino de todo. Una lástima. Bueno, siempre según mi opinión, que no deja de ser una.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Los cuatro de Düsseldorf. El Sol de York.

Hay quien habla de esta función en términos como "obra comercial pero con la que te ríes" o "teatro comercial pero del bueno". Sinceramente no sé qué quiere decir eso. ¿Algo comercial es malo y hay que salvarlo con "peros"? ¿Es malo que una función sea comercial? ¿Qué es ser comercial? ¿Que está pensada para dar dinero? Pues como todas, supongo. ¿O alguna se monta para perder pasta? ¿No querrá decir quizá que es una función cómica con no demasiado mensaje o con un mensaje no demasiado enrevesado? Pues bueno, puede. Desde luego lo que es es una comedia descacharrante con su mensaje y todo. Su poquito de crítica y de tocahuevos. Porque en esta función todos son crueles y manipuladores. Cada uno con lo suyo. El pobre "custodio de documentos" o conserje de toda la vida, tortura a sus empresa y a su "jefecillo" con dando lástima y amenazando. El jefe explota a ese moribundo y sufre la tortura de su novia (de dos semanas) con la que se ha ido a vivir hace na. Ella le tortura a él, le miente y le oculta el sorpresón final. Al custodio le tortura la de las fotocopiadoras, que también tela. Aunque en el fondo... cada uno da al otro lo que el otro necesita. Un lío, vamos.



Buen ritmo, quizá un pelín cansino hacia el final. Peor muy vodevilesco. No paran y eso le viene bien a la función. 
Podría estar un poco mejor iluminado, pero bueno, funciona. Y lo que mejor funciona es el reparto. 
Mon Ceballos está brutal. Me descojonaba con él. Tiene un ramalazo para la comedia de auténtico maestro. Fabuloso cómo va y viene de estados y de emociones. Vale que es una comedia, pero cualquier cambio, por brusco que sea, debe estar justificado y su cara justifica absolutamente todo lo que le pasa. Me encantó. Me lo llevo a casa. Y me encantó Helena Lanza. Tiene gracia y arte paburrir. Es una bestia tanto en lo cómico como en su registro más dramático. Me gustó muchísimo.
En resumen. Interesante espectáculo. Mon Ceballos y Helena Lanza fabulosos y un texto que demuestra que José Padilla domina también este género. Texto bien llevado, bien escrito, con situaciones muy bien medidas  y unos "tempos" lógicos" y atractivos. Sin duda, uno de los mejores autores que tenemos y que tendremos. 

El alma buena de Se-Chuan. Matadero.

Que el texto sea de Bertolt Brecht no significa ni que sea bueno ni interesante ni actual. La moraleja de este es bastante... digamos delicada. Un ser bueno es el que reparte su arroz con los pobres y acoge en su casa a dos pobres ancianos. El recado pseudo bienintencionado se queda pobretón y demasiado casi... catolicón. Increíble pero cierto.



Montaje soso como el agua de la berza y pobretón. Salgo, hablo, si eso grito un poco, me voy. Sale otro, habla, si eso grita un poco, se va. Sale otro, grita aunque no sepas por qué, se va. Así hasta que se acaba. Bueno, con alguna canción entre medias. 
Poco más. El reparto, salvo Raquel Ramos, que se deja ahí toda su entrega, el resto...olvidable.
Como olvidable en general es esta adaptación de la obra de Brecht que está pasando sin pena ni gloria por Matadero. No me extiendo más. ¿Pa qué? 

lunes, 3 de marzo de 2014

Marca España. Teatro del Barrio.

¿Si digo que "Marca España" es exactamente lo que me esperaba suena muy mal? Pues es que es exactamente lo que me esperaba. Bueno, casi. La verdad es que me esperaba un panfleto rojeras anti-gobierno. Y claro que lo es. Y lo es sin el más mínimo esfuerzo. Han cogido un puñado de intervenciones reales, la mayoría las han puesto en escena tal cual sucedieron y a unas pocas les han dado un "toquecillo" teatral o incluso de farsa. Pero claro, con ese material era fácil convertirlo en farsa, porque hay cosas que porque nos han pasado, que si no, no nos las creeríamos. En esta colección de "brochazos" hay discursos, comparecencias, entrevistas, declaraciones, ruedas de prensa y demás joyitas que políticos, banqueros y demás mandamases nos han regalado en su empeño por justificar una crisis puta. Todo lo que hay en la función es historia. Todo es real y ha sucedido. Aunque sea pa mear y no echar gota. Pero eso es lo que nos encontramos en los poderes que nos dirigen. Y la peña se descojona. Pero porque parece tan irreal que no das crédito (nunca mejor dicho) hasta que te das cuenta de que nadie ha escrito esta tragedia, que el único autor de este texto es el poder, no hay detrás ningún dramaturgo tocahuevos. No majo, no. Y ahí se te estrujan los intestinos, se te hiela la sangre, se te pone un nudo en los mondongos y te dan ganas de saltar y darle dos hostias al actor que está ahí con el marronako de interpretar al político de turno.   



Préstamos, hipotecas, créditos, cerditos, hijos de puta, plasmas, ectoplasmas, bancos, dramas, paro y hambre.
Y sí, todo lo que se dice me gusta. Quiero decir, me espeluzna, pero es el discurso que me gusta oír. ¿Que no hay mucha dramaturgia ni mucha historia y que es una sucesión de panfletos? Pues sí. ¿Que es justo lo que tanto yo como el 100% del público asistente queremos oír? Pues claro, nadie va a ver esta función engañado, vamos, digo yo. ¿Que es demasiado parcial? Pues no. Bueno sí, pero como es del lado que me mola, me gusta, me pone. ¿No hay congresos de partidos, reuniones, misas y demás congregaciones de peña que piensa igual? Pues ya está, yo voy a estas.

Adoro a Marta Calvó y me estremece su historia y la frialdad con la que la cuenta. La adoro más todavía que antes de ver la función. Como a Ana Rayo, que la tía consigue que hasta te emociones con sus discursos (tiene cojones la cosa) pero es que es tan buena... Mi Estefanía (de los dioses) y de los Santos que no se pué ser más guapa ni mejor actriz. Vozarrón. Y no sólo literalmente, que también, sino que es el vozarrón del pueblo, de Andalucía, del trabajador, del humilde, del pueblo. ¡¡Como para no amarla  hasta los límites!!
De los chicos destaco a Raúl Jiménez porque... porque sí, porque me gustó mucho. Pero todos están pa comértelos. 

De verdad, si quieres un poco de teatro indignado, no te lo pierdas. Es lo que es, sí, pero todavía necesitamos que nos recuerden esto a todas horas. Y por dios, que alguien grabe esto en vídeo. Debería permanecer para siempre en la memoria de todos nosotros, no sea que con el tiempo se nos olviden desmanes semejantes.

Ah, la foto es de Armando Vázquez, la he pillado de por ahí. Armando si quieres que la quite y ponga otra, la quito, pero esta me gusta muchísimo.

sábado, 1 de marzo de 2014

Mejor historia que la nuestra. Kubik Fabrik

Ayer es que fue un día extraño. Murió Dunia Ayaso, y aunque no tuve el placer de conocerla, vi a muchísimos amigos destrozados por una muerte a destiempo. Luego estuve comiendo con un amigo al que le ronda la muerte y la enfermedad desde hace tiempo y que en un momento dado de deshizo en lágrimas. Se rompió delante de mí. Así que llegué a ver esta historia sobre un enfermo terminal con mi corazón bastante lleno de de dolor. Y mi alma dispuesta a asumir aún más. 




Espacio frío, sin distracciones. Una mesa y cuatro sillas. Un montón de manteles y algún elemento necesario que irá apareciendo. Pero vamos, los justos. Cuatro actores. Un texto. Mucho respeto. Contención. Y ya. Nada más. Y nada menos.
Luis está hasta los huevos de la quimio y decide pasar de todo y morir en casa. Con su hija. De paso están también el novio de esta y una cuidadora. Y ya.
Con Maite se lleva mal. Bueno, regu. Bueno, casi no se lleva. No hablan mucho y no hablan de mucho. No hablan nunca de la madre ausente ni de hermanos ni del pasado ni casi del futuro. Pero la verdad es que Luis proyecta en ella toda su rabia vital (o mortal) y no le da ni la más mínima tregua. Claro que ella es medio tonta. Sólo se preocupa por decir que sí a todo lo que dice papá. Intenta darle todos los caprichos y no llevarle nunca la contraria. Que no se enfade y que no sufra más de lo necesario. Pa eso ya está ella. Y la caga. Cada cosa que dice, cada cosa que hace la caga. La caga con papá, la caga con su chico, la caga con la cuidadora, Paula y la caga consigo misma. Intenta hacerlo todo tan bien que lo hace todo fatal. Es inútil. Hasta cuando hay que jugar, la pobre es una negada. Y sosa. En su miedo al dolor y a la soledad y en su obsesión por que papá no sufra va cayendo en una metedura de pata tras otra. Angelito mío, pues claro. Claro que papá se pasa tres pueblos con ella. Porque puede, para eso es su hija. Pero se quieren con locura. Con ese amor bloqueado de una hija que nunca ha abrazado a su padre y de un padre que nunca ha dicho "te quiero" a su hija. Es un amor (o cariño) fracasado desde el pasado y sin casi ningún futuro. Pero descomunal e incondicional. Ella es tan negada para los sentimientos que es más hábil explicando la vida de los demás que la suya propia. Explica mejor a qué se dedica su chico que él mismo. Pero no sabe definir su trabajo ni su vida. Roberto y Paula están por ahí. Él con la libertad de poder decir las verdades casi sin pudor y ella representando la libertad y una cierta pureza que la pobre Maite ni tiene ni seguramente haya tenido nunca. 




Chema Muñoz hace una creación brutal. Vocalmente es un prodigio, su actitud, natural, dolorosa, nada autocomplaciente, sabia y cruel a partes iguales y con el capricho egoísta del que se sabe ajeno ya a la vida. Salvaje, triste, acabado y cabrón. Mamen Camacho es la metepatas perfecta. Pobre, ella hace lo que puede, pero es que todo lo hace mal. No consigue un amor que quizá no ha tenido nunca. Ni por las buenas ni por las malas. Fabulosa en su contención. Aunque todavía se puede romper más.
Antonio de Cos está fabuloso. En cada momento está en el punto justo. Ni chupa foco ni lo cede nunca. Tiene un sentido de la mesura y del ritmo magistral. Se luce desde la naturalidad y ese "parecer" que no hace nada. ¡Hostias, y cómo escucha!    
Una dirección de Francesco Carril prodigiosa. Respeto por el textazo de Lucía Carballal y dejar hacer. El texto tiene el 50% del estremecimiento. El otro 50% es el curro de los actores. Y Francesco hace lo mejor que se puede hacer. Respetar. Y dejar que salga lo que tiene que salir; la verdad. Y sale. Sale por boca y gesto de esos actorazos. Francesco toma la postura del sufridor escondido. Entiende, maneja, usa y muestra el escozor de un medicamento que quema por dentro. 

Desde luego hay que verlo. Con el coure dispuesto a que te lo hurguen. Se habla de muerte, sí, y de enfermedad, y de muros y de incomunicación, y de desconexión. De todo lo que te jode. Pero, ¿a quién no le jode la muerte?
Ah, y sólo por el momento globo terráqueo merece la pena todo. Momento naif, básico y demoledor.




Bravo Kubik y bravo a todos y cada uno de los que sacan adelante proyectos así de bellos y de dolorosos.