sábado, 6 de septiembre de 2014

El largo viaje del día hacia la noche. Marquina

No cabe duda de que este texto de O'Neill es una obra importante del teatro universal. Cuestionar eso a estas alturas sería una osadía. A pesar de haya gente que a día de hoy te discuta el valor de Shakespeare, pero bueno, esa es otra discusión.
Lo cierto es que la radiografía que O'Neill hace de esta familia enferma y enfermiza es tan exhaustiva como gráfica. Peeeero... también es verdad que el tiempo a veces es cruel y puede pasar como una apisonadora sobre determinadas obras, dejándolas con más polvo y olor a naftalina que la mesa de la señora Havisham. Y el tiempo ha pasado por encima del texto de O'Neil. Determinados conflictos ahora se ven añejos, pasaditos. Quizá en este caso sea porque falta el elemento globalizador de este drama. Lo que en otros autores o en otras obras es "universal" aquí es demasiado concreto, y claro, eso hace que el tiempo sea cruel. Además O'Neil retrata perfectísimamente el recorrido de los personajes desde que empieza la función hasta que acaba. Y ese es otro peso en contra que tiene la función. Está demasiado detallado y demasiado justificado lo que les va pasando a los personajes. La acumulación es real y contada en tiempo real. Así no quedan flecos y todo está justificado, sí, pero la función se pone en casi tres horas. Tres horas de hablar y hablar y hablar de conflictos...antiguos y algo pasados. En definitiva, que para mi gusto ha perdido vigencia e interés. Eso sí, como ejercicio actoral esta función es  perfecta. Permite a casi todos los personajes lucirse y transitar por terrenos pantanosos. Aunque quien se lleva la palma, lógicamente es Mary, la madre, en este caso Vicky Peña.



Vicky Peña es una actriz que para mi gusto, tiene una tendencia al melodrama y a llevarse sus trabajos por un lado lírico-afectado que suele funcionar. Que quede claro que me gusta mucho. Casi siempre. Y aquí el personaje le va que ni pintado. Esa mezcla de Blanche Dubois con... Vicky Peña es fabulosa. Está inmensa, deliciosa, ida, hada, flota y sobrevuela la realidad con esa afectación suya que en este caso le viene muy bien al personaje, aunque quizá ponga coto a un mayor desarrollo expresivo y se quede en la capa que mejor funciona, la del lirismo amargo. Lo que pa mi gusto mejor funciona, donde me toca realmente el corazón, es cuando reacciona a una puñalada de las que pueblan el texto y se queda con el gesto roto, la lágrima puesta y la boca torcida pero de verdad, con amargura, sin querer parecer la Garbo. Pero divina, da todo un recital.
Mario Gas está bien. Quizá le falten matices y se note un poco como que está tendiéndole la alfombra roja a su compañera para que esta se luzca. Pero solvente, duro, gracioso y a la altura. Muy buen trabajo.
Mamen Camacho tiene una escenita. Está bien, tan solvente como siempre y se mete al público en el bolsillo, cosa nada fácil con Vicky Peña al lado.



Juan Díaz está inmenso. Ya escribí en su momento que era sin duda lo mejor de "El hijoputa del sombrero". Es un pedazo de actor desaprovechado y gigantesco. Lo tiene todo, es guapo, tiene una presencia brutal, una voz cojonuda que usa como dios, y una inteligencia para comprender lo que dice y hace y llevárselo a su terreno convirtiendo cualquier cosa en algo natural que me flipa. Para mi gusto y sin lugar a dudas, lo mejor de la función.
La dirección es algo tediosa, dejando demasiado tiempo para el lirismo y con un ritmo demasiado pausado. La obra es una sucesión y acumulación de conflictos que llevan a la locura final, está claro, pero por eso quizá un poco más de brío no le vendría mal. Espacio escénico muy bonito, con buenas luces y todo estéticamente cuidado y bonito. Sinceramente creo que es un gran montaje, con unos trabajos brillantes, en el caso de Juan Díaz... directamente acojonante y que merece la pena ir a ver. Eugene O'Neil es siempre Eugene O'Neil, Vicky Peña es siempre Vicky Peña y juntar ambos genios en un clásico como este merece la pena. Y de paso... disfrutas con Juan Díaz.
 
     

1 comentario:

  1. mmmmmmmm... Tenía muchas ganas de ir a verla, pero se me están quitado después de leer tu post... Tres horas son demasiadas, para mí esa duración debe estar bien argumentada para que ni te des cuenta del tiempo que has pasado en la sala...no sé...

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