jueves, 2 de octubre de 2014

El feo. Teatro Lara.

Lo que te digo del off del Lara, que tiene unos espectáculos ahora mismo que no me extraña que esté petada la calle de gente haciendo cola para entrar. La programación no tiene desperdicio. El último acierto ha sido "El feo". 
Este espectáculo ya se presentó el año pasado en el Fringe y luego ya ha tenido una fructífera vida en Madrid, aunque hasta ayer yo no lo había visto. Lo primero que hay que decir es que produce Draft.inn , productora con unos creadores y creativos que llevan tiempo marcándose los espectáculos más rompedores e impactantes. Como ejemplo, esa joya que es "Los nadadores nocturnos", espectáculo que a pesar de haber triunfado tanto en el Fringe de este año como luego a su paso por Matadero, creo que aún no ocupa el lugar que se merece. Si no al tiempo, ya me diréis si es o no es un espectáculo de culto, con una calidad y profundidad más allá de lo común, con esa colección de personajes icónicos, desarraigados, amargos, desorientados, que se juntan par compartir amargura, dolor, pérdida y búsqueda. Espectáculo negro y seco, tanto como un vagón camino de un campo de concentración. Yo sigo todavía con un runrún en el coco de vez en cuando, no te digo más. 
Pues los responsables de esa puta joya lo son también de "El feo". 




Dirige este jari Paco Montes. Y lo hace poniendo en fila de a uno todos los cambios que hay en el texto brillante, descojonante y fascinante de Marius Von Mayenburg. Hace falta mucho pulso y mucho sentido del rítmo y de la comedia como para ordenar y crear la orquestación de tanto pacá pallá como hay en la función. Los actores comparten silla contigo y cada cambio de escena es un aliciente más para seguir disfrutando, algo rarísimo de encontrar.
La función es un puro descojone, aunque si lo miras fríamente y apartas los componentes hiperbólicos de comedia, todos los personajes son seres heridos, desubicados y con bastantes problemas de autoaceptación e incluso de identidad. Pero es una comedia, y la verdad es que te partes el rabo de risa. Las situaciones y ciertos diálogos son dignos de Billy Wilder, la composición de los personajes, a pesar de ser algo gruesa, es brillantísima, funciona que te cagas y encima tiene un poso amargo que mola. Y los actores... acojonantes. Fran Calvo el pobre, lidia con los personajes más sosos pero demuestra que tiene tablas, arte, recursos y gracia como para hacer lo que le pongan por delante. Nacho Diago igual. Descojonante. Rebeca Valls es un portento de mujer. De entrada resulta... desconcertante. Pero con cada frase va demostrando que es una fiera corrupia y te atrapa enseguida. Sólo quieres que salga más y más. Fabulosa y divertidísima. Y lo de Óscar de la Fuente... qué quieres que te diga. Es un puro recital. Por supuesto, no tiene nada que ver con su trabajo en "Los nadadores nocturnos". Lo que hace aquí es portentoso. No para. Literalmente, no para. Hace de todo y todo bien. Asombroso. 
El único momento un poco crítico es hacia le final, cuando cambia un poco el tono y se empieza a jugar con el sentimiento de identidad, de individuo... Cuando se ponen serios... tiembla un poco el espectáculo. Pero vamos, eso por decir algo. 
Que eso, que no os lo perdáis, que te descojonas y ellos están soberbios. ¿Qué más quieres? 
   

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