martes, 10 de abril de 2018

The show must go on.

"... y se llenó el escenario de gente. Eran hombres y mujeres y ninguno se parecía a nadie".





Necesitamos, no sé por qué, poner nombre a las cosas. No sé si es porque creemos que si algo no se nombra no existe. Yo más bien pienso que algo no existe si no se piensa. O si no se sueña. O si no se recuerda. Aunque quizá sea cierto, que si no se nombra, no existe. Por eso a la experiencia de colocar a un grupo de ejecutantes y a un grupo de ojos que miran juntos, en un mismo espacio, para que los ojos miren lo que los ejecutantes hacen hemos acordado llamarlo "hecho escénico". 
Ese término suena pelín petardo. Pero lo usamos. Hemos acordado hacerlo. Así que voy a usarlo ahora como lo he usado muchas otras veces.  
El hecho escénico es el mayor acto de amor que hay entre el artista y el público, los ojos que miran, los oídos que oyen. El encuentro entre ojos que miran y personas que muestran debe ser amoroso y generoso. Por ambas partes. Si intentas irte a la cama con alguien y vas pensando en lo bien o en lo mal que va a salir, ese polvo será como mucho gozoso, pero no será cósmico. Y si un polvo no es cósmico es una mierda.
"The show must go on" es, como cualquier hecho escénico, un acto de amor y como tal debe ser mirado. Con la mente abierta, con los ojos dispuestos a mirar y dejar ver, con los oídos abiertos para escuchar y dejarles oír y con las ganas vírgenes de dejarse jugar. 
El encuentro entre seres únicos, individuales, distintos entre sí y distintos a los demás, y los espectadores igualmente únicos, individuales y especiales debe partir del amor. Del amor de unos por otros. Sin prejuicios, sin frenos, sin remilgos y sin pudores. 
Arriba, cuerpos dejándose mover por las ondas de la música. Eso es energía pura. Es algo físico. Que ni está bien ni está mal. Es así porque así nace. Y nace de verdad. El ojo que mira debe hacerlo con amor y generosidad. No para perdonar nada, sino para dejarse tocar libremente, de forma líquida, de forma universal. 
Abajo no sirve con sentarse a mirar. En CUALQUIER espectáculo, el ojo que mira debe querer ver y debe saber y querer hacerlo. 
El camino es fácil. Tanto que parece que asusta. Empieza. "Tonight". Esta noche. "Let the sun shine in", deja que surja la luz. "Come together", vayamos juntos en esto. "Let´s dance", bailemos. Y sigue. 
Hasta que el espacio se abre, la luz inunda de amor el patio de butacas, la cuarta pared y la quinta y la sexta se derrumban y se funden en un plato de mermelada de fresa el escenario y el patio, el que hasta ahora miraba con el que era mirado. 
En ese momento puedes hacer dos cosas, puedes parar y decir que tú en una primera cita no follas, o puedes dejarte mecer y aceptar el reto de ser activo. Activo desde el placer y el goce. Y si quieres bailas y si quieres no bailas y si quieres lloras y si quieres no lloras y si quieres imaginas y si quieres escuchas el sonido del silencio. Polvazo cósmico.
O puedes acojonarte y querer sólo mirar sin ver. Dejarte querer y ya. Echar la cabeza hacia atrás, dejar que te la chupen y pirarte como has entrado. 
¿Que "The show must go on" está muy visto, está trasnochado o tiene muchos años? Sí, más tiene "La Traviata" y si te relajas y la escuchas con deseo seguro que te mola y te la lloras. Chimpún. Mientras funcione... 
El sentimiento de estafa mola. Bailarines que no son bailarines, otros bailarines que no bailan, unas canciones deconstruidas, en medio la puta Macarena, la danza muy poco bella, la estructura rota, el poder en manos del público. ESO ES ESTAFA PURA. Y esa estafa es sana, viva, energética. Para mí, ir a ver "Jacinto y Juanita, dramón en tres actos" o "Historia del suburbio" y encontrarme JUSTO lo que debo encontrarme me mata, me quita vida, me pudre entero. Si el arte no es estafa no es nada. Estafa de lo previsto, toma ya, por listo. Estafa de lo burgués, estafa de lo premeditado, estafa de lo cómodo, estafa de lo sano, estafa de lo que te deja a salvo, estafa de lo que te deja igual, estafa de lo que tú, marisabidillas previsto para ti y para los tuyos. El arte es estafa, señoras, es el choque que te remueve, te conmueve y te trastoca. Es la estafa de la vida, esa que te hace cambiar, ver, ver de otra forma y salir de ti. Lo otro es cine. Es ver un documental.   
Me permito ahora copiar unas palabras que escribió un amigo. Pero es que es de los mejores escritores, poetas y seres humanos del mundo y mejor que él nadie lo expresa.  Dice "Yo pasé del enfado ("dejad imaginar, coño! Apagad los putos móviles y dejad imaginar!") a caer rendido ante la evidencia de lo que estaba pasando. Esa otra cosa que siempre es lo que pasa. Lo que pasa es siempre esa otra cosa que nos excede. Y si la vemos, ilumina."

Termino con otra cita copiada. La compartió otro ser único e iluminado. Un ser que cuando le conocí por primera vez me hizo tener ganas de morir para nacer otra vez e intentar parecerme a él.

Gracias, Javi, por la cita.Te la pillo.

"La Naturaleza no es bella, bellos son los ojos que la miran. 2008, 2009, 2010... La noche cae sobre el mundo. ¿Qué hacer? ¿Callar? Siento un sincero respeto por todos aquellos artistas que dedican su vida a su arte: ése es su derecho o su condición. Pero prefiero a aquellos que dedican su arte a la vida. En defensa del arte y de la estética, en tiempos de crisis y de paz. El Arte no es adorno, la Palabra no es absoluta, el Sonido no es ruido, y las imágenes hablan."

 
 
Gracias, Monsieur Bel.

Anabel, Agnes, Mar, Sara, Jose Manuel, Jorge, Víctor, Emilio, Shani, Victor DJ, Inés, Charo, Daan, Ana, Óscar, Eduardo, Paola, Christian, Kike, Aida, Andrea, Dina, Henrique... OS AMO.

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