miércoles, 2 de mayo de 2018

Si no te hubiese conocido.

Sergi Belbel ha estado siete años sin escribir y ahora que lo ha hecho nos habla de amor. Y del destino. 
Reconozco que Belbel me gusta y Unax Ugalde también. Sin embargo mis expectativas de derrumbaron nada más empezar el espectáculo. Por todo. 



SPOILER TOTAL, NO LEAS SI NO QUIERES ENTERARTE DE LA TRAMA.

Empieza la acción y vemos una escena de matrimonio. Los niños se acaban de acostar y ellos, sentados en dos sillas que simulan ser un hogar, hablan de los niños, de sus movidas, de llevarles al cole al día siguiente. Prácticamente por accidente, Elisa, la mami se encarga de hacerlo. y por accidente también, se mata junto con los nenes. Esta primera escena nos da todas las claves de lo que vamos a ver: diálogos artificiosos, frases de carpeta, diálogos increíbles y afectados y personajes que se empeñan en contarnos que se quieren aunque tanto sus palabras como sus actos nos dejen ver que hay muy poquito afecto entre ellos.
Y de ese momento dramático pasamos a otro trágico. Retrocedemos hasta 1989, con los cuatro protagonistas de la historia en la uni, tía. Y yo me encojo en mi butaca al ver a los actores haciendo de jóvenes ochenteros. Confieso que me viene a la mente Meryl Streep en "La casa de los espíritus". 



A partir de ahí entramos en una historia de amores posibles y de "mundos paralelos". La típica historia de "qué habría pasado si en un momento de mi vida, hubiera tomado otra decisión". Sí, aquello que contó tan bien Edgar Neville en "la vida en un hilo" y Manuel Hidalgo y Carmen Posadas no tan bien en "Una mujer bajo la lluvia", por ejemplo. Pues eso mismo. Con una diferencia, que lo que allí era fábula, era magia y era un ajuste de cuentas con la felicidad y el equilibrio cósmicos, aquí es un ir y venir y transitar por momentos absurdos en los que el pobre Unax Ugalde SIEMPRE tiene un momento de lucidez en el que se da cuenta de la movida. Y eso se lo carga todo. Porque por mucha fábula que le metas a la cosa (que tampoco la tiene) y por mucha magia que quieras untar (que tampoco) es imposible que un ser que vive palante y patrás esté a por uvas todo el rato pero de pronto tenga una chispita de lucidez. Que tampoco le sirve para nada. Una chispita gratuita e inútil. 
En definitiva, la historia no solo me parece trillada sino que está plagada de frases empalagosas y situaciones reiterativas y vacuas. Diálogos sensibleros, situaciones increíbles y moralejas ñoñas.
No se me ocurriría decir que el texto de Sergi Belbel es malo, sería una osadía. Pero sí digo que no me tocó en absoluto, ni me lo creí, ni me embaucó, ni me estimuló, ni me trastocó, ni me cambió ni me afecto lo más mínimo. Sin hablar de los cientos de detalles incomprensibles o cantosos dentro de la historia, como que el novio de una boda no sepa quién cantó en su boda, o una accidentada a punto de morir se levante tan pichi de la cama, o que de pronto una actriz aparezca disfrazada y maquillada de vieja y los demás no. Pero bueno, son detalles. 
Y lo que más siento es que el resto de elementos del espectáculo tampoco me gustaron nada. Las luces me parecieron sucias y que enturbiaban. Ni las luces ni las sombras, todo me parecía difuso e impreciso. La escenografía no ayudaba nada. La pared blanca y las sillas podrían ser multiusos y hacer que recurramos a la imaginación para rellenar ese simbolismo, pero entonces me sobran las revistas, los libros y los pocos elementos concretos. Y luego, técnicamente, los cambios en la parte de atrás "suenan" muchísimo y desde las filas delanteras no hacíamos más que mirar hacia los lados y hacia atrás porque parecía que iba a aparecer alguien en cualquier momento. 
Ni me gustó que las canciones estuvieran grabadas. Y tampoco sonaban como que fueran las grandes grabaciones de una super estrella de la canción. 
La dirección no tiene ni punto de vista estético ni ético. Las cosas están contadas al corre corre, sin dar tiempo a que nada nazca, crezca ni se desarrolle. Parece que hay prisa por contarlo todo rapidito para que no nos aburramos. Y al final resulta una dirección vacía y sin rumbo. 
Unax Ugalde va a toda mecha. Llora mucho y se tira de cabeza a los pozos emocionales en los que debe sumergirse, pero quizá todo sea tan precipitado que no termina de dar profundidad ni siquiera una ligera capa oculta a ninguna situación. Aunque es de ley reconocer el enorme esfuerzo que hace y que se deja la piel. Marta Hazas está bien de gesto y de intención aunque también sufre las prisas. Y tiene algo en la voz que yo creo que quizá podría revisar. El sonido que emite tiene algo rasposo, una emisión extraña, no sé.
Óscar Jarque y sobre todo Ana Cerdeiriña están en otro código, están totalmente disparados. Conmigo consiguieron que no empatizara ni un sólo segundo con ellos y me rechinaban tanto sus personajes como su código. 



Siceramente, confieso que en este caso, el trabajo seguro que durísimo de todos los implicados no consiguió ningún efecto en mí. Es una pena, porque el cartel tiene nombres grandes, aunque mi experiencia fue totalmente infructuosa.  
       

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