sábado, 5 de noviembre de 2016

Blanca Desvelada. Fernán Gómez.

"Blanca Desvelada" es un puro ejercicio. Y la prueba de que Alejandra Jiménez-Cascón es una gran actriz, de las de raza, de las que tiene cien registros.
Montse Bonet dirige y Alejandra escribe e interpreta esta historia o estas historias paralelas, perpendiculares, entrecruzadas o necesitadas. 



La escenografía se reduce a una estructura metálica donde Alejandra encarnará a todos los personajes de la historia. Blanca, actriz que en la actualidad hace monólogos cómicos en bares y que mantiene una relación raruna con su chico y lleva 10 años sin hablarse casi con su madre, empezará a soñar con una mujer, Carmen, presa política que acaba de parir en su celda. Lo que empieza pareciendo una obsesión extraña acabará siendo la búsqueda de la identidad de esa Carmen que parece ser parte imprescindible de la vida de Blanca. Y necesaria. Quizá la pieza que consiga que Blanca se reconcilie con su madre y con ella misma. 
Alejandra estuvo en el primer corte de los premios Max de este año, fue candidata a mejor autoría revelación. Sinceramente creo que el texto aún siendo interesante, cae en la misma trampa que sufre el montaje en sí. La historia que cuenta está bien. Pero si piensas en el texto como tal, en lo que cuenta, se queda algo pobre, profundizando un par de personajes (Blanca y bastante menos su madre) y sin profundizar en los demás, ni siquiera en Carmen. Hay muchos personajes, que sirven a Alejandra para demostrar su valía, pero las escenas, los momentos, los personajes están apenas esbozados y contados sin mucha profundidad. Parece que sólo importa Blanca.
Alejandra es un portento. Ella sola da vida a todos los personajes. En ese sentido el trabajo de Montse Bonet, la directora y de Alejandra ha debido de ser bestial, componiendo los personajes por separado y coreografiando los cambios de uno a otro de forma milimétrica. Alejandra pasa de ser Blanca a ser mamá Luisa en décimas de segundo y de ahí se convierte en la madre o en la compañera de celda o en la masajista así como si nada. Sí, eso está muy bien. Aunque a veces, el intento de recrear acentos y de diferenciar personajes acabe por caricaturizar alguno, como la masajista o mamá Luisa. Brochazos algo gruesos. Y aunque la mayoría de los personajes están bien creados, a veces se crea cierta confusión, como en las escenas con el novio, al no haber un trabajo vocal más definitivo que diferencia y defina más a cada uno. A pesar de eso insisto en que Alejandra es una gran actriz con muchos recursos porque el trabajo de creación de todos los personajes es bestial. 
En ese sentido creo que el espectáculo, y hablo siempre desde mí, creo que cae en la trampa de su propia definición. Al ser un ejercicio de estilo y pretender y servir para que la actriz demuestre sus grandes dotes, acaba lastrando el espectáculo como tal. Magníficamente coreografiado, fabulosamente interpretado pero contando una historia con pocas capas a través de personajes a veces poco definidos. Pero es imposible que Alejandra haga más de lo que hace. Brava, gran actriz.   


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