viernes, 4 de noviembre de 2016

Norma. Teatro Real.

Yo como espectador soy muy, pero que muy egoísta. Y si pago un pastizal ya ni te cuento.
En la representación de "Norma" que vi el otro día, anunciaron por megafonía que María Agresta tenía gripe pero que aún así cantaría. Claro, yo hay una cosa que no entiendo; si está mala y no puede cantar, que no cante. Qué se le va a hacer. Y si sale a cantar, que cante. Y que cante bien. Me importan tres pepinos si está mala, buena o regu. O es que el anuncio ese de megafonía es par cubrirse las espaldas y en realidad quieren decir: "si canta mal es porque tiene gripe". Pues qué quieres que te diga, me parece mal. Si yo pago una entrada es para ver el espectáculo en condiciones, y si un cantante tiene gripe y canta mal, me joderá y pediré que me devuelvan el dinero porque me habrán estafado. Quiero decir, yo, como espectador espero que los cantantes se dejen la piel, porque aunque para ellos sea un función más, para mí es única y exijo que lo den todo. Afortunadamente ni la sangre llegó al río, ni la gripe al desastre. Cantó.
Lo de que haga no sé cuántos años que no se representa "Norma" en el Real es de delito, pero así es. Claro que este montaje en concreto no creo que pase a la Historia de la Ópera. Ni del Teatro.



Empezaré aclarando que me ha gustado. Me lo he pasado bien, he disfrutado y me ha molado ver "Norma" en el Real. Voy con los contras y con los pros.
Roberto Abbado no sacó el mejor sonido de la orquesta del Real. Esta orquesta suele gustarme y casi siempre está acertada y cuando suena bien, suena de maravilla. No ha sido esta una de esas ocasiones. Según mi humilde criterio, Bellini es Bellini y los sonidos deben ser otros mucho más líricos, mas dulces, más suaves y delicados que los que oímos el otro día. Parecía más Verdi que Bellini. Esta es una apreciación personal. Había mucho "jaleo", sonaba todo muy potente y poderoso y para mi gusto esta obra debe sonar de otra forma, con otra potencia y otra finalidad. Hasta los momentos más potentorros deberían sonar con un poso más delicado. Paradójico, sí, pero yo soy así.
La puesta en escena de David Livermore es un poco como sacada de Port Aventura. Si la cueva aquella de "Lohengrin" ya era digan del "Un, dos, tres", este bosque es puro despiporre. Los tubos luminosos anuncian una estética futurista que luego no se da, sino mas bien un híbrido entre "El señor de los anillos" y "Cristal oscuro". El árbol, aunque socorrido y vistoso, era poco útil para las pobres cantantes. El vestuario de Mariana Fracasso es feo y desajustado. Ellos, los romanos, van de romanos, sí. De romanos de "Asterix". Pero los druidas parecen vestidos por su peor enemigo. Y las pelucas ni te cuento. El pobre Oroveso parecía más el "Dr. Zaius" que un druida poderoso y respetable.  Y Norma, la pobre iba horrorosa. Adalgisa era la única que iba vestida más de sacerdotisa virginal. Supongo que por si no nos dábamos cuenta de que Norma es buena, pero es mala, pero es buena. Por eso va de oscuro. Y Adalgisa de blanco porque es pura y buena siempre. Un despropósito, vamos. Pero en el fondo con su gracia. Quiero decir, que aparte de la peluca de Norma que no hay quien la salve, el resto resultaba hasta gracioso y bizarro y a mí la bizarría y lo trash, me tiran. Los vídeos eran reiterativos y bastante horteras. Y evidentemente no tenían nada que ver con Bill Viola. Las luces de Antonio Castro estuvieron bien y el oscurecer los "apartes" resultaba una solución básica pero acertada. De los relámpagos mejor ni hablar. Sacados del "World of warcraft".
Aparte de esos aspectos bizarros y discutibles de escenografía, vestuario, pelucas y vídeos, hay que decir que la dirección de actores brillaba por su ausencia. Cada uno parecía hacer lo que buenamente podía o sabía y las carencias de cada uno se multiplicaban. Eso sí, los espasmos del niño eran inenarrables.



Fernando Radó cantó bien el breve papel de Oroveso, aunque parecía preocupado porque no se le cayera el pelucón y estuvo estático. Gregory Kunde cantó bien el Pollione aunque su voz iba y venía a sitios distintos y con distinto resultado. En las notas medias cambia de sitio la voz y a veces resulta algo desconcertante. Actoralmente también resultó algo errático y estático.  Karine Deshayes cantó muy bien, aunque a ratos un pelín opaca. Buena actriz, aunque quizá algo exagerada, pero claro, dado el nivel de estatismo de los demás, quizá eso hacia que pareciera excesiva. Buena y merecida ovación.



María Agresta empezó asustada, supongo que midiendo su instrumento. Al ver que respondía y que llegaba bien, se empezó a relajar, pero ya había pasado el "Casta Diva". Vocalmente fallaba en los graves, las notas altas las daba con cierta agresividad y la zona media extraña. Como cuando María Guleghina se reinventó aquella voz rara en las Turandot de 2008 y 2009. Ese aspecto como de bocina estridente es un poco el tipo de sonido que sacaba la Agresta en la zona media. Bueno, esto es un poco exagerado, pero algo de eso había. El "mira o Norma" lo mejor de la noche, sin duda. En definitiva sacó adelante el rol con una voz que iba de un lado para otro pero que no le falló. Dio todas las notas, agudos incluidos y vocalmente aguantó yendo y viniendo de sonidos más naturales a sonido inventados. Eso sí, como actriz no hizo absolutamente nada. No le dio el más mínimo matiz al personaje. Por supuesto ni se movió. Sólo subió y bajó del árbol cuando le habían marcado y ya. El resto, con los brazos colgando y sin moverse, ni reaccionar, ni escuchar, ni sentir, ni repercutir. Psicológicamente el papel fue nulo. Ni una duda, ni un giro, ni un pensamiento, ni una contradicción, ni una transición, ni una diferencia entre los momentos de ira, de celos, de poderío, de amor, de dulzura, de niñez, de maternidad, de despecho. Nada, todo igual. Y en un personaje tan complejo como Norma, o justificas y buscas cierta verdad en lo que cantas o si no queda un personaje vacío y por tanto inexplicable y nada empático.



Entiendo que la mujer estaba griposa y es una putada que te pase eso en plenas representaciones, pero insisto en que yo, como espectador soy egoísta y quiero que me den lo mejor. Lo que no termino de tener claro es si esa falta de trabajo actoral se debía a su estado físico o si es responsabilidad de Livermore. Viendo cómo funcionaba todo, me inclino a pensar más en la segunda opción.
En cualquier caso, mola ver "Norma" en el Real. Y a pesar de todas las bizarrías me lo pasé pipa y disfruté de un espectáculo exagerado, muy colorido y gracioso a rabiar. Claro que definir un Bellini como "gracioso" no deja de ser preocupante.          

1 comentario:

  1. Horrorosa horrorosa la pobre?? Me acordaré al verla!! Gracias por tus letras!!

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